La Empalizada-Llano de Los Fresnos-Charco de Las Truchas-Chorros del Río Mundo

 

Accedemos desde la carretera de Riopar a Siles (CM-3204), aparcamos a la entrada de la pista de tierra, a unos metros de la asfaltada a Los Chorros (38°28'20.69"N 2°26'45.30"W).

Tomamos el sendero 

en ligero ascenso paralelo a la carretera; 

salimos a la misma, caminando 100 m hasta el primer cruce; 

tras 260 m, descendemos por pista en desuso con cadena;

 acabada la misma, rodeamos la primera zona vallada (con razón en los mapas antiguos aparece este entorno como La Empalizada); después cruzamos bajo otra, extrañados al no haber encontrado ningún cartel anunciando propiedad privada o prohibido el paso; 

buscamos la mejor trazada manteniendo nuestra orientación evitando taludes, 

a veces siguiendo trazas senderiles olvidadas, antiguas pistas o veredas abiertas por la fauna local; 

pasamos por zonas algo incómodas de monte a través y sugerente belleza, exentas de limpieza, ante una chispa arderán como teas.

Para vadear un arroyuelo, volvemos a pasar por segunda y última vez bajo otro vallado; 

el terreno se va abriendo 

entre cultivos, preciosos pastos 

y las ruinas de un cortijo inmerso en el encinar al que subimos; 

la agradable temperatura, el silencio del lugar y la variedad del paisaje con los pujantes colores otoñales, consiguen que sea una experiencia gratificante nuestro deambular serrano.

Vadeamos el Arroyo de la Empalizada, cercano a la pista por la que hemos de seguir, 

acompañados un tramo por un perro suelto, suponemos proveniente de una casa cercana, al que ha hecho “ojito” nuestra perra Simba; 

la pista en el Llano de Los Fresnos, va descomponiéndose a medida que avanzamos hacia el Río Mundo; 

lo vadeamos en uno de sus brazos

 y lo cruzamos por rustico puente al siguiente; 

pisteamos unos metros al Charco de Las Truchas, plácido remanso donde hacer una breve parada, observando el transparente e hipnótico fluir de sus aguas.

La pista acaba en una bifurcación de senderos, el de la izquierda, 

asciende por un cerrado encinar, 

rico en musgo, trepadoras y penumbra; 

cruzamos uno de los pedregosos cauces secos bordeando el aparcamiento, entramos por el “Hueco de Los Chorros” al valle cerrado por los farallones rocosos, 

pasamos por la Piedra de Los Señoritos, con vistas del anfiteatro rocoso del Parque Natural Los Calares del Río Mundo y de la Sima, altiplanicie de 22 km de largo por una media de 5,5 km de anchura; contiene un extenso y bien conservado karst, junto a una diversidad botánica y paisajística lo colocan segundo de España en formación de dolinas (960).

Subimos por los escalones 

que nos acercan a la caldereta principal, bajo el chorreón y la gran cascada, con un lógico caudal reducido a principios de Otoño, 

en la singular Cueva de los Chorros, de origen kárstico, se produce el insólito fenómeno del “reventón”; expulsando caudal desde 50 l/s normales hasta un máximo de 100.000 l/s, sólo un día a máxima fuerza y en invierno a más de 80 m de altura. Nos hacemos las fotos típicas en el primer mirador (el segundo está cerrado) 

tras una breve espera, ya que se forma cola aunque no sea finde; estamos en el lugar más afamado de Albacete.

Volvemos por la ancha pista de tierra, creada para personas con movilidad reducida; tomamos la fruta y enlazamos con el asfalto; bajamos 76 m a la curva, donde conectamos con un sendero boscoso que serpentea a media ladera; 

entronca con la pista asfaltada de abajo; 

pasamos sobre los cortijos de la Basilisa y Los Chorros, nos refrescamos en una fuente cerca de la unión de ambas pistas; 

en la antigua Venta de Longinos, 

retomamos el sendero de ida al coche.


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