Olivera de la Casa del Toro-Olmo del Cagitán-Pino de las Águilas-Fuente Caputa-Embalse de La Cierva

Accedo desde la Autovía RM-15 Murcia-Caravaca, salida 20 a Mula; aparco en el Aldi (38° 1'56.67"N 1°29'52.01"W).

Cruzo la carretera hacia el Niño de Mula (C-415) por pista paralela durante 270 m; tuerzo a la izquierda en el segundo cruce (Carretera Pliego), 

asciendo un repecho 

a la Casa Rural del Toro, 

giro a la derecha para disfrutar de la Olivera de la Casa del Toro, 

un acebuche de al menos 500 años, con el tronco (6,3 m), chamuscado, mudo vigilante de los cultivos de cítricos y extensos campos que se pierden hacia las Sierras del Noroeste.

El principal recurso en países secos, como los mediterráneos, para luchar contra la erosión, la desertificación y la pérdida de biodiversidad son los árboles; la Región Murciana cuenta con un censo de árboles monumentales compuesto por más de 1.821 individuos, catalogados según sus dimensiones, estado de conservación y antigüedad (datos Abril 2018, Revista Eubacteria Nº 37); 

estos ejemplares se encuentran principalmente en los municipios de Moratalla (84), Lorca (35), Caravaca de la Cruz (32), Cieza (23) y Mula (19); de los ejemplares más relevantes, apenas sobresalen unos 120; esta ruta homenajea, en general, a todos los árboles y en particular a tres de ellos.

Continuo todo recto cruzando la huerta mulera (imprescindible track) a la ermita del Niño del Balate del siglo XVIII y de estilo barroco, 

según cuenta la leyenda, en este lugar se le apareció por primera vez Dios Niño a un pastor en el año 1648; se convirtió en Fray Pedro Botía, 

años después, en un viaje a los Santos Lugares, conoció al Conde Lemos que le introdujo en la Corte madrileña, llegando a ser consejero del hermano de Carlos II; 

así consiguió que se construyera el Monasterio de La Encarnación en Mula, donde se empezó a rendir culto al Niño. 

Cuatro ejemplares de pino carrasco, en el camino que da acceso al santuario del Niño del Balate, están afectados por la plaga del perforador del pino (Coleóptero tomicus); 

anualmente hay 3 decesos arbóreos al año de media, achacable en su inmensa mayoría a prácticas humanas inadecuadas (impacto directo, falta de acceso al agua por entubado u hormigonado de acequias, podas inadecuadas…).

Bordeando los restaurantes de la Venta del Niño, pedaleo por la carretera B-2, cruzando por encima de la Autovía Murcia-Caravaca (RM-15); asciendo un puertecillo pasando por una cantera 

y las ruinas de la Casa del Monteral; 

cruzando los Campos del Cagitán, 

sigo por la carretera MU-552 hacia Calasparra durante 4,7 km; 

con la vista puesta en el Almorchón, 

me desvío a la derecha pasado el Km 17; en 360 m giro a la izquierda por la pista agrícola del Ruli, 

para acercarme al Olmo del Cagitán, 

destaca sobre la penillanura con una altura de 30 m,

 junto al abrevadero de la Casa de la Caridad, 

paso de la Cañada Real de Calasparra; 

habida cuenta que ya no cuenta con el suministro de agua que le proporcionaba el pozo adjunto, está condenado a perecer sin remedio; 

si pudiera hablar nos diría algo así: Yo soy la tabla de tu cuna, la madera de tu barca, la puerta de tu casa, el bastón de tu vejez, el fruto que te nutre, la hermosura del paisaje, el encanto de la huerta, la leña que te calienta y hasta la madera de tu ataúd. Cuídame por favor.

Me desplazo entre campos interminables de vides durante 1,5 km, 

giro por la izquierda en la segunda pista asfaltada; tras 1,86 km, sigo recto en el cruce de pistas; me despido del Almorchón, ya que cambia de dirección junto a la entrada de la Casa de Angosto; 

desde aquí, en 1,2 km, 

atajo por la derecha metiéndome un trecho campo través 

por zona de cultivos agrícolas extensivos de secano (cereales, vid y almendros), en medio de tal paraje despunta el Pino de las Águilas y La Venta.

 Catalogado como el de mayor perímetro de tronco del mundo (6,41 m), 

su historia se remonta desde su nacimiento allá por el año de 1703 (lo que le confiere una longevidad superior a los 300 años); 

en su ramaje se posaban aves rapaces, de ahí su nombre; 

según la tradición popular, ha servido para el sesteo tanto del ganado lanar y animales de tiro, como de los labriegos; 

usado en ocasiones como puesto de caza, para abatir las aves que se posaban sobre su copa, primero había que disparar al aire, ya que estaba prohibido hacerlo sobre el árbol. 

Una de las ramas principales se desgajó por culpa de un rayo a principios de los 90 (fue amputada en 1998). Su estado actual de conservación es medio bueno dada su avanzada edad, 

presenta la “tuberculosis del pino carrasco”, hipertrofia provocada por la acción de la bacteria Corynebacterium halepensioides, se manifiesta por la aparición de unos tumores, en forma de tubérculo en ramas y troncos de ejemplares de pino carrasco (Pinus halepensis). 

Su copa lobulada y muy ancha, sostenida por un tronco principal, ramificado a 1,40 m del suelo mediante dos gruesos brazos principales.

Un compañero del este Pino de las Águilas, el Pino de la Celia, con 250 años; un ventoso día del mes de febrero del año 2014, por segunda y última vez, un fuerte de viento desgajó la fisura existente entre las dos ramas principales, se mantenían unidas por un cable de acero, posteriormente sustraído y posible motivo de su derribo.

Salgo a la recta carretera de vuelta durante 3,9 km, paso junto a la finca La Fuencubierta, 

giro a la izquierda entre El Prado y Llano de La Mata por la pista asfaltada de la Cañada Real de Torreaguera (75,22 m de anchura, 25 km de longitud y 188,05 Ha de superficie) es una vía pecuaria que usaban los rebaños en la Transhumancia. Veo un pino al que poco le falta para conseguir el apelativo de monumentalidad.

Cruzo el puente del Abrevadero de la Fuente del Capitán en Fuente Caputa; 

zona conocida por un manantial, a través del cual emergen las aguas infiltradas en los Llanos del Ardal y área suroccidental de la Sierra de Ricote. 

Los romanos nombraron como Caput Aquae  o cabeza de agua, al surgimiento donde se embalsa el modesto y constante hilo de agua que mana en la Rambla de Perea,

 alimentada por la Fuente Caputa, no se considera afluente del río Mula, puesto que sus aguas son derivadas hacia el Embalse de La Cierva, (se construyó gracias a Juan de la Cierva, diputado por Mula durante los primeros años del siglo XIX, al cambiar los cultivos los tradicionales de vid y olivo por los cítricos, aumentando las necesidades de agua para el regadío.

Por sendero no siempre ciclable, a veces entre rocas donde los herrajes de las calas son un estorbo, paso la primera charca 

progresando junto a la vegetación de rambla muy alterada, sustituida en su mayor parte por la caña (Arundo donax), el carrizo (Phragmites australis) y juncales; no entro a la segunda charca; 

ayudado de unas cuerdas paso el tramo corto, estrecho y rocoso más complicado, accedo al “Charcón” o balsa grande; 

cruzo bajo el Canal del Taibilla y la Central Eléctrica de Perea;

 

continúo entre cipreses y pinos, 

enlazando con la pista pedregosa del Cordel de la Huerta; la abandono por la derecha, cruzando bajo la autovía

 hacia la presa del Embalse de La Cierva,

 arreglo un pinchazo y desciendo para girar a la derecha, cruzando la Vertiente Trascastillo; 

entre casas de labor y residencias 

avanzo bajo el Castillo de Los Vélez, 

bordeando Mula al aparcamiento.





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