Cresteando por la Sierra del Cajal y Cueva Telares con su Ranita Troglodita
Camino carretera arriba 70 m torciendo en ascenso desde el cruce; alcanzo el Mirador del Franco;
en 175 m, tomo un sendero zigzagueante en el Lomo de la Yesera,
me va elevando progresivamente por la Sierra del Cajal,
pasando
por una covachuela al Canal del Taibilla, con vistas del Valle de Ricote.
Rodeo por la izquierda la infraestructura del sifón, distribuidor del canal que abastece a la Central Eléctrica del Cajal;
comienzo una dura ascensión a la cumbre del recorrido (553 m);
tras disfrutar de las vistas, inicio el descenso por la cresta lomera, paso junto a un canal
y bajo unos pinos,
voy dejando la curva de nivel correspondiente a los 500 m por la de 400,
avistando la alargada arista que me espera,
con un acentuado destrepe y su trepada correspondiente, para salvar una profunda hendidura entre la cresta.
El lento avance tanto por la arista
como bajo su base matorralera, precisa de la concentración y tensión correspondientes, para no cometer un error en los tramos expuestos; la adrenalina y la paciencia son mis aliados junto al agarre de las botas y el apoyo de los bastones.
Junto a un poste ruinoso
desciendo por la cara sur a una antigua balsa, con vistas del Embalse del Mayés.
para subir después por un estrechamiento;
cambio a la cara norte por una traza senderil perdida entre troncos caídos y espartos;
retomo nuevamente la agreste y erosionada cresta,
para descender a la vista de un sendero que acaba descendiendo bajo pinar. Con el fin de no seguir bajando para luego tener que subir a la Cueva Telares, dejo el sendero por una trocha a media ladera, pica hacia arriba por tramos; aunque cuesta seguirla por falta de paso,
me saca junto a la entrada de la cueva.
Puesto de frontal exploro las dos galerías, de izquierda a derecha; la segunda con cuerda para descender a una cavidad de buen tamaño;
encuentro una pequeña ranita troglodita entre los espeleotemas, huye espantada ante la luz y el sonido del gps al perder la señal;
aunque hay que agacharse y pasar
trechos con agua rezumante, merece la pena como experiencia y se está fresquito
en su interior.
Dejo Cueva Telares
por sendero pateado en descenso pronunciado a la pista de vuelta,
solo queda cubrir los poco más de 4 km, echando un vistazo abajo al acueducto postrasvase (infraestructura de aprovechamiento de los caudales del trasvase Tajo-Segura), el Barranco de Los Terreros, rico en fósiles, la Rambla de Carcelín o del Arco con las antiguas salinas de Ojós
y el Mirador del Franco;
dejo el asfalto atajando por la almenara al aparcamiento.
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