Murcia Monumental

Salimos desde el Aparcamiento disuasorio al Puente Inacua 

pasando por el Cuartel de Artillería, 

antiguo complejo militar edificado entre 1921 y 1925; donado al ayuntamiento a finales del siglo XX, actualmente es un complejo de seis pabellones con diversos museos e instituciones; 

torcemos hacia el río Segura para ver el Museo de la Ciencia y el Agua, 

acerca los conocimientos científicos al público a través de la Sala del Agua (acuarios, vitrinas y módulos interactivos), Sala ‘Descubre e imagina’ (dirigido estimular las capacidades sensoriales de niños y niñas entre 3 y 7 años) y Sala de Exposiciones Temporales.  

Pasamos junto a la Pasarela Manterola (1997), puente de tirantes sobre el azud, 

permitía el paso de agua a los antiguos molinos de San Francisco  (después molino de Roque con paso de barca) y de los Álamos, cuyas ruinas aparecen a los lados. 

Seguimos hacia el Puente Viejo o de los Peligros, 

debido a la hornacina que guarda la imagen de la Virgen de los Peligros; la devoción popular por esta imagen mariana, invita a persignarse cada vez que se cruza; es un puente de piedra en arco, finalizado en 1742 (el más antiguo de Murcia); 

en 1701, una riada del Segura destruyó el anterior (medieval con reformas del siglo XVI); durante los 17 años que transcurrieron entre la destrucción del puente anterior y las obras del nuevo, se utilizó para cruzar el Segura un puente de barca, 

agrandándose la estructura metálica superior en 1867.

Nos dirigimos al cercano Museo Hidráulico Molinos del Río; los antiguos molinos harineros son desde 1989 un Centro Cultural y Museo Hidráulico, donde exhibir las instalaciones de los molinos harineros y la programación continuada de exposiciones temporales (Sala Caballerizas), relacionadas con la etnografía, arqueología y cultura.

Cruzamos por la Pasarela Miguel Caballero a la zona Norte de la ciudad, 

entrando por el Martillo o mirador del Obispo (ala porticada del Palacio Episcopal)

 a la Glorieta de España, construida sobre el Daraxarife o Alcázar del Príncipe en el llamado Arenal fluvial, del que tomó nombre en principio, 

disponía de cuatro puertas de hierro en la verja que la recorría; en 1867 se le dotó de luz artificial mediante la instalación del alumbrado de gas; 

a finales de 1980, se eliminaron los refugios antiaéreos de la guerra civil para construir un parking subterráneo. Tiene su sede la Casa Consistorial, un palacio neoclásico de mediados del siglo XIX obra del arquitecto Juan José Belmonte.

Entramos en la Plaza del Cardenal Belluga, se unen el estilo Ecléctico y Modernista de algunas viviendas construidas en la primera mitad del siglo XX, y el estilo Contemporáneo del Edificio Anexo del Ayuntamiento, obra señera de Rafael Moneo; 

centro neurálgico de las afamadas procesiones de la Semana Santa de Murcia y las romerías de la Virgen de la Fuensanta. Se trasladó la estatua del Cardenal Belluga a la Glorieta, construyéndose en el centro de la Plaza un pequeño jardín con fuente, retirado en 1995.

Otro edificio de la plaza es el Palacio Episcopal, sede de la Diócesis de Cartagena (siglo XVIII), de estilo rococó, planta cuadrada, con el arco de entrada coronado por un gran balcón, decorado con el escudo del Obispo Rojas y Contreras.

 Por último y más importante, la Catedral de Santa María (1394-1467), gótica con importantes reformas renacentistas y barrocas; construida sobre una mezquita cristianizada; 

destaca en el lado sur la Capilla de Los Vélez de estilo gótico-flamígero, la portada meridional de los Apóstoles como elegante puerta del gótico isabelino, 

la puerta norte o de Las Cadenas (1512), renacentista, donde se exalta la Paz de Granada; 

lo mejor, su monumental fachada barroca a modo de retablo de piedra, proyectada por Jaime Bort en 1737 y 1754. 

También la torre destaca por su altura (casi 100 m), comenzó a erigirse en 1519 y se concluyó en 1793.

Continuamos por la Plaza Apóstoles, donde se ubica la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, así como uno de los laterales de la Catedral de Murcia, donde se encuentra la puerta de los Apóstoles

 y Capilla de los Vélez. 

Rodeada la catedral, en la Plaza Hernández Amores o de las Cadenas, 

enfilamos la afamada Calle Trapería; cuenta con varios inmuebles destacables como el edifico de la Alegría de la Huerta, 

con tintes modernistas, situado en las cuatro esquinas, punto de encuentro de mercaderes y lugar de confluencia con la otra afamada calle Platería, denominada en función de los oficios que desarrollaban los que en ella se instalaban, en este caso los plateros o joyeros; otros edificios reseñables es el de la Sociedad de Cazadores (llamativa cúpula en color verde) y el Real Casino;

 funciona como un club privado; abierto a visitas turísticas y otros eventos, es el edificio civil más visitado de la Región de Murcia; presenta en su interior un magnífico Patio Árabe, cuya espectacular decoración de estilo neonazarí, requirió más de 20.000 láminas de pan de oro; una extensa y exclusiva biblioteca con miles de volúmenes en encuadernaciones antiguas; el patio denominado pompeyano y la dependencia más notable del edificio: el salón de baile, un gran espacio de doble altura de estilo neobarroco que data de 1875.

Alcanzamos la Plaza de Santo Domingo, antaño Plaza del Mercado, 

abastecía de sal, además de mercado de los jueves, 

aunque también se llevaban a cabo Corridas de Toros (antes que se trasladasen a la Plaza Camachos), ejecuciones (ahorcamiento del bandido Jaime "el barbudo"), juegos de cañas y hasta ha sido escenario de ceremonias reales. Durante la Guerra Civil se construyó un refugio antiaéreo, tras la contienda se colocó una cruz sobre el jardín y una valla que lo rodeaba. Vemos la Iglesia de Santo Domingo, 

construcción barroca del siglo XVIII; el Palacio Almodóvar, edificio del Siglo XVII, de puerta barroca, 

unido a la Iglesia por un arco (Hasta 1950, sede del Gobierno Civil); El Banco Central; Casa Palacio de los Pagán; Casa Cerdá, edificio Modernista (1932)

 y Colegio Cierva Peñafiel, edificio de estilo Ecléctico.

Cruzamos bajo el Arco de Santo Domingo

 a la Plaza del Romea; el Teatro Romea Principal es uno de los más importantes del país, monumento con 150 años de historia y muchas leyendas, creadas a raíz de sus graves incendios. La Reina Isabel II lo inauguró en 1862 con el nombre de Teatro de los Infantes, la primera obra fue interpretada por Julián Romea, una de las mayores glorias del teatro nacional de la época, cuyo nombre adoptaría después el Teatro. 

Cuenta con rasgos de clara inspiración neoclásica, con detalles modernistas como la marquesina y las verjas de forja de la entrada. En la parte superior central hay tres bustos de Beethoven, Mozart y Listz; sobre los ventanales de la planta principal, hay cuatro medallones con relieves de dramaturgos murcianos. En 1988 fue reinaugurado por la Reina Doña Sofía tras dos incendios y una remodelación.

Continuamos 

al Monasterio de Santa Clara la Real, conjunto monástico de la orden de las Clarisas, 

tiene su origen en el siglo XIV, ocupando lo que fue el antiguo Alcázar Seguir musulmán del siglo XIII; dispone de restos del palacio árabe (los más importantes del arte islámico murciano); cuenta con claustro y coro góticos y una iglesia barroca. Parte del edificio es actualmente el Museo de Santa Clara; en el ala oeste se sitúa el Centro Cultural Las Claras.

Recorremos parte del Paseo Alfonso X El Sabio, 

suele utilizarse para colocar los puestos de algunas ferias de artesanía; popularmente también se conoce esta zona como "el tontódromo". 

A la altura del Museo Arqueológico, con su exposición permanente de arqueología de la Región de Murcia, desde el paleolítico hasta la época tardorromana, 

torcemos a la izquierda por Jaime I El Conquistador hacia el Palacio de San Esteban; la historia del edificio comienza en 1555, cuando se funda en Murcia uno de los primeros colegios de Jesuitas de España, gracias a la ayuda económica y la iniciativa del obispo de la Diócesis de Cartagena. 

Sirvió de cuartel a una compañía de Dragones de la Reina, en 1777 se estableció en el edificio la Casa de Misericordia, fue museo del traje folclórico. Aunque en 1972 se planteó el derribo del inmueble, dado su calamitoso estado de ruina, en 1984 se decidió convertirlo en la sede de la Presidencia de la Región de Murcia y del Consejo de Gobierno Autonómico. Habilitándose la iglesia como sala de exposiciones temporales. 

Se halla casi rodeado del Complejo palatino y barrio andalusí de San Esteban, entramado urbano de una ciudad árabe medieval, cuyo estudio está permitiendo documentar la evolución desde época islámica hasta la actualidad.

Cruzamos la Gran Vía hacia la Plaza y Calle Aurora; 

su arco del siglo XIX 

recrea un elemento arquitectónico bajomedieval, situado en el portillo de paso del muro que cerraba el arrabal de la Arrixaca; forma parte de los pequeños altares u hornacinas, que los vecinos erigían y mantenían para protegerse de malos espíritus y ladrones nocturnos, antaño fue frontera entre las edificaciones y la huerta. 

Seguimos hacia la Plaza del Romea donde se encuentra el Palacio Vinader, 

entramos a la Calle Jabonerías, giramos a la derecha por el Banco de España, para cruzar por la plaza de Santa Isabel de la Gran Vía; 

se erige la estatua de La fama, homenaje a los Artistas Célebres, obra del escultor Javier Fuentes, monumento con un gran pedestal, coronado por una réplica en bronce de un arcángel salzillesco del retablo de la iglesia de San Miguel. 

En los años sesenta una remodelación trasladó la estatua a los jardines en la orilla del río, frente a la Delegación del Gobierno, y se encargó a González Moreno un homenaje a La Fama, que presidió la plaza hasta final de siglo, porque el Ayuntamiento vuelve a remodelar la plaza, rescatando elementos que habían formado parte de la idea de jardín ochocentista, decidiendo volver a instalarla desprovista de las placas con los nombres de los murcianos célebres.

Toca ver imbricadas entre sí dos plazas emblemáticas y peatonales: la Plaza de Santa Catalina; 

fue durante la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna, el centro político de la ciudad, lugar de proclamaciones, pregones, ejecuciones y reuniones concejiles, alberga el Museo Ramón Gaya donde actualmente se levanta el Edificio Fénix;

 la Plaza de las Flores, 

en la Edad Media se la conocía como "lonja de las carnicerías", se dispone entorno a la fuente central que la preside, donde se sitúan los puestos de flores, es área de tapeo y destacan el edificio de Tejidos Abad (o del Río de la Plata), una construcción en estilo ecléctico datada en el siglo XIX.

Seguimos por la Parroquia de San Pedro, se asienta sobre una antigua mezquita, convertida en iglesia tras la toma de la ciudad por Jaime I de Aragón en 1266; la fachada principal, concluida en 1612, tiene rasgos heredados del renacimiento, evolucionado y adaptado por el barroco; en él hay dos importantes imágenes de Francisco Salzillo, el Cristo de la Esperanza (1755), titular de la Cofradía homónima y el San Pedro arrepentido (1780). En la primera semana de Noviembre, es una tradición visitar el mercadillo de arrope y calabazate -dulces típicos de la huerta de Murcia-

Rodeamos por la Plaza de San Julián, donde se halla la droguería más antigua de Murcia; puedes encontrar casi cualquier cosa que necesites por rara que sea; 

entramos al Mercado de Abastos

 y nos salimos por la Iglesia de Verónicas 

y su muralla, único resto del conjunto conventual fundado en 1566, bajo la regla de los terciarios de San Francisco.

Tomamos por la Calle Pedro Jara Carrillo; poeta, escritor, periodista (director de El Liberal) y concejal murciano, su mayor logro fue conseguir una Universidad para Murcia. La muerte por enfermedad en su casa del Paseo del Malecón, le impidió en 1927, escuchar la primera interpretación del Himno a la Virgen de la Fuensanta, de cuya letra es autor. 

Su anterior nombre era "calle de la Inquisición" pues daba servicio al palacio del Santo Oficio hasta 1820, que fue abolida. En la actualidad subsiste un fragmento de dicho palacio que es sede del Colegio de Arquitectos y fue, hasta mitad del siglo XX, sede del diario "El Liberal".

Rodeando la Plaza Martínez Tornel 

(antiguo Paseo Reina Victoria, de ahí el hotel Victoria edificio neomudéjar de 1885); 

nos dirigimos al Plano de San Francisco con su Palacio Almudi 

de estilo renacentista, edificio histórico del siglo XVII; fue un antiguo depósito de grano y su nombre, Almudí, proviene de la medida de capacidad de áridos equivalentes a seis cahíces. Actualmente es un centro de arte municipal.

Cruzamos la carretera para transitar por el Jardín Botánico del Malecón, 

nacido de la unión de los terrenos del antiguo jardín, con el huerto de los Cipreses y el de las Bombas,

 con una preciosa portada barroca que aún se conserva. 

En las "Fiestas de Primavera" el jardín se inunda de barracas; viviendas en las zonas de huertas de regadío, con planta rectangular, de unos 9x5 m, los muros de atobas o adobe (una mezcla de paja y barro), techumbre a dos aguas (de cañas y barro), con dos estancias o cuartos, una para la cocina, chimenea, tinajero y jarrero, en la segunda se encontraba el catre y su colchón de borra con alguna ventana; la vida se hacía en el exterior de la barraca dado el clima benigno. Los rebancos en la puerta, la parra, el pesebre para los animales, el horno moruno de forma circular y la cruz de madera o metal, símbolo de la religiosidad popular de la huerta tampoco podían faltar. Algunas disponían de un piso superior dedicado a la cría del gusano de seda. 

También en la "Feria de Septiembre" es el lugar elegido para el emplazamiento del campamento de moros y cristianos.

Cruzamos por el  Paseo del Malecón, 

de muro contención de las aguas del río Segura a paseo “marítimo” pero de huerta, para acceder al Jardín de la Alameda, 

pulmón verde de “Murcia Río” (250.000 m²), con más de 500 árboles entre cítricos, frutales, naranjos, palmerales y álamos, además de 6.000 especies florares autóctonas, dotado de terrazas con cultivos, carril bici, zonas de juego infantil de madera y áreas de estancia. 

Finalmente, a unos metros por la derecha nos queda el disuasorio.















Comentarios