Cueva de la Vieja del Monte
Partimos caminando cruzando la carretera bajo una persistente llovizna,
salvamos el, ahora, resbaladizo paso canadiense, sin opción a paso de andarines, entrando en un bosquete de pinos silvestres,
observamos en el embalse el barco turístico de 60 plazas de nombre “Fiordos“;
el viejo Riaño, antiguo
pueblo con padrones de vecindad desde 1752, fue demolido completamente en
julio de 1987 con motivo de la construcción del embalse, el nuevo Riaño, fue urbanizado
a partir de 1980 en el paraje de Valcayo, para acoger a vecinos afectados por
las expropiaciones.
Rodeamos casi llaneando una de las vaguadas,
han quedado visibles las estriadas laderas al descender mucho el nivel de las aguas;
llegados al cruce con el sendero que hemos de seguir,
aparece un enorme y precioso arcoíris,
fenómeno óptico y meteorológico que se produce por refracción,
cuando la luz atraviesa gotas de agua,
definiéndose siete colores.
Comenzamos el ascenso pistero, vemos las bayas de la smilax aspera o zarzaparrilla, da nombre a una bebida refrescante obtenida de las raíces de la planta; es muy antigua y fue muy popular en Europa y Estados Unidos hasta la aparición de refrescos como la Coca-Cola;
vamos sorteamos algún tramo embarrado sin complicaciones,
tomamos el cortito y empinado sendero señalizado
a la Cueva de la Vieja del Monte.
«Vieya el monte» o «Güela el monte» es un personaje mitológico leonés, según la leyenda vive en una cueva en el monte, amasando y cocinando pan en su horno, que luego regala a los padres tras su jornada de trabajo, para que se lo den a sus hijos al llegar a casa; vive en su cueva de la montaña leonesa,
tiene como mascota a un dócil lobo,
calza madreñas y lleva una media blanca y otra negra. Supone una alternativa local a los personajes típicos navideños como Papá Noel o los Reyes Magos,
ya que la noche antes de
Navidad, baja a los pueblos para dejar regalos.
La cueva presenta a su entrada un oso,
un lobo, un horno
y los regalos
(incluido un nacimiento) que van dejando cuantos la visitan;
tiene aproximadamente 35 m de fondo por 1,80 m de alto.
Terminada la visita
volvemos a la pista,
para acabar el ascenso por el hayedo
al sorprendente Mirador de Las Biescas, debido a su precioso enclave
y fantásticas vistas.
Solo nos queda volver al aparcamiento por el camino que trajimos.
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