Cueva de la Vieja del Monte

Accedemos desde Riaño cruzando el puente sobre el pantano de la N-621, aparcamos en la explanada a mano derecha.

Partimos caminando cruzando la carretera bajo una persistente llovizna, 

salvamos el, ahora, resbaladizo paso canadiense, sin opción a paso de andarines, entrando en un bosquete de pinos silvestres, 

observamos en el embalse el barco turístico de 60 plazas de nombre “Fiordos“; 

el viejo Riaño, antiguo pueblo con padrones de vecindad desde 1752, fue ​demolido completamente en julio de 1987 con motivo de la construcción del embalse, el nuevo Riaño, fue urbanizado a partir de 1980 en el paraje de Valcayo, para acoger a vecinos afectados por las expropiaciones.

Rodeamos casi llaneando una de las vaguadas, 

han quedado visibles las estriadas laderas al descender mucho el nivel de las aguas;

llegados al cruce con el sendero que hemos de seguir, 

aparece un enorme y precioso arcoíris,

 fenómeno óptico y meteorológico que se produce por refracción,

 cuando la luz atraviesa gotas de agua, 

definiéndose siete colores.

Comenzamos el ascenso pistero, vemos las bayas de la smilax aspera o zarzaparrilla, da nombre a una bebida refrescante obtenida de las raíces de la planta; es muy antigua y fue muy popular en Europa y Estados Unidos hasta la aparición de refrescos como la Coca-Cola; 

vamos sorteamos algún tramo embarrado sin complicaciones,

 tomamos el cortito y empinado sendero señalizado a la Cueva de la Vieja del Monte.

«Vieya el monte» o «Güela el monte» es un personaje mitológico leonés, según la leyenda vive en una cueva en el monte, amasando y cocinando pan en su horno, que luego regala a los padres tras su jornada de trabajo, para que se lo den a sus hijos al llegar a casa; vive en su cueva de la montaña leonesa, 

tiene como mascota a un dócil lobo, 

calza madreñas y lleva una media blanca y otra negra. Supone una alternativa local a los personajes típicos navideños como Papá Noel o los Reyes Magos, 

ya que la noche antes de Navidad, baja a los pueblos para dejar regalos.

La cueva  presenta a su entrada un oso, 

un lobo, un horno 

y los regalos

 (incluido un nacimiento) que van dejando cuantos la visitan; 

tiene aproximadamente 35 m de fondo por 1,80 m de alto. 

Terminada la visita

 volvemos a la pista, 

para acabar el ascenso por el hayedo

 al sorprendente Mirador de Las Biescas, debido a su precioso enclave

 y fantásticas vistas. 

Solo nos queda volver al aparcamiento por el camino que trajimos.

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