Maeso-Chamorra-Sierras de Pajares y Cubillas-Embalse del Cenajo-Hornos de Azufre de Moharque o Salmerón

 

Desde la salida 75 de la autovía Murcia-Albacete, a la altura de Cancarix en dirección Agramón por la CM- 9320; cruzo la población hacia Minas (A-14) y me desvío al caserío de Maeso donde aparco. Con el sol despuntando, 

parto pedaleando por la derecha en dirección Norte, 

paso junto a una vaguada de badlands rojizos

 y las huertas de arroz en la llanura de inundación del río Segura.

 El cierre de las minas de azufre durante las épocas de verano, por el paludismo debido al calor y la aridez, obligaba a los operarios a cultivar en los márgenes de los ríos Mundo y Segura (arroz mayormente), así acabo siendo su trabajo principal.

Dejando atrás la entrada al caserío de la Presa del Rey 

atravieso por el puente de madera y chapa de la Chamorra;

Anibal cruzó con sus tropas estas tierras, camino de la conquista de Roma, con 20.000 infantes, 10.000 jinetes y 90 elefantes. 

En 800 m, dejo la pista principal para comenzar una fuerte ascensión por la Sierra de Pajares; 

tomando por la derecha en los cinco cruces siguientes, desciendo hacia el Hondón y la Sierra de Cubillas con panorámica de choperas en formación y erosiones rocosas de caprichosas formas.

Pedaleo emocionado ante la belleza y grandiosidad de la encajonada cuenca; 

hago una parada junto a la piscifactoría 

para ver la Presa del Hondón,

le sigue el Área recreativa de Cubillas con mesas, cubos de basura y juegos infantiles, después, pedaleo en solitario por los Sotos del Cenajo y la Presa de Machuca; 

la pista asfaltada discurre bajo la presa del Embalse del Cenajo, destacado por su tamaño y construida por presos tanto políticos como comunes, procedentes de las cárceles de Hellín y Las Minas, llevando a cabo las tareas más arriesgadas. 

En 1947 se empezó a construir un poblado obrero, con lavadero, ermita, cuartel, tiendas y casa para la administración de la obra. Terminado en 1957, fue inaugurado por Franco el 6 de junio de 1963.

Cruzo el puente sobre la presa por la derecha para acceder tras túnel a su coronación, 

el nivel de sus aguas se nota que ha bajado bastante; 

voy pasando el complejo de construcciones en ligero ascenso

para descender por monótona carretera sin tráfico (B-22) hacia Salmerón; 

con vistas del cono volcánico producido hace 5 millones de años por la erupción lenta de lava viscosa (domo), volcán de rocas ultrapotásicas del Monegrillo (492 m), lugar de interés geológico internacional; voy atento a entrar por pista a la izquierda con vistas de las Sierras de Cubillas y Pajares; 

en 500 m, cambio de dirección por la izquierda, para ir descendiendo un corto tramo hacia el Barranco Pajizo en busca de los Hornos de Azufre de Moharque o Salmerón.

Las minas de la zona de Moharque no fueron descubiertas hasta principios del XX, en plena ebullición minera, fruto de una ampliación de las explotaciones, mediante concesiones ubicadas en el margen derecho del río Segura, sin embargo, su explotación fue bastante efímera y poco productiva al parecer por mala gestión y falta de previsión.

El laboreo para la obtención del azufre fue distinto según las épocas, debido a la variable profundidad donde se sitúa el azufre.

En la primera etapa se utilizaron métodos de corta o roza a cielo abierto, en la segunda, la minería subterránea, un sistema de pozos y galerías que llevaban rápida y directamente a las capas mineralizadas, con menos esfuerzo y movimiento de estériles, 

sin embargo este método de explotación necesitaba mayor inversión, mano de obra más especializada, además de resultar menos seguro;

se endurecieron entonces las condiciones de trabajo para los operarios con accidentes frecuentes debido a los gases y derrumbes, aunque los beneficios obtenidos eran mayores, generaron gran cantidad de escombreras que afectaron al paisaje.

La separación del azufre de la roca por fusión, se conseguía mediante un procedimiento siciliano, empleando de hornos tipo Calcaroni por su bajo coste y facilidad de construcción, muy parecidos a los que se usaban para la obtención del yeso o de la cal; no eran del todo eficientes al necesitar grandes cantidades de combustible para alimentarlos; en principio la combustión fue de leña y del propio azufre, posteriormente (siglo XX), de carbón importado y traído hasta las minas por ferrocarril.

Estos hornos evolucionaron a los de primera fusión y finalmente a los hornos Gill; se construían en grupos y comunicados entre sí, haciendo que el fuego y los vapores pasasen de una cámara a la del siguiente, mientras el primero ardía fundiendo el material, se cargaba el contiguo, ahorrando en combustible y tiempo; aun así, el tiempo de fusión duraba más de un mes y se perdía parte de la carga en la combustión del propio azufre.

Los hornos de Moharque son una variación en la construcción de los hornos Gill; muy eficientes obtenían rendimientos superiores al 70 % del azufre contenido en la roca; se caracterizaban por comunicarse entre sí con una cámara de sublimación, comunicada con una chimenea común a todos los hornos. Daban servicio a las concesiones Guillermo y Mari Paz, que ocupaban alrededor de 86 has. El bajo precio del azufre provocó el cierre de todo el coto minero y los hornos de Moharque estuvieron produciendo pocos años.

“En el final del proceso del azufre, sin ningún tipo de protección, en la destiladora del azufre, trabajaban las mujeres sobre una especie de sopa de azufre hirviendo, removiendo sin parar, que se llevó la vida de la mayoría de las mujeres que lo hacían” (testimonio de un lugareño)

La batería de hornos mejor conservados constan de nueve de gran altura; se dividen en dos grupos: El primero tiene seis hornos que fueron utilizados para la primera fusión del azufre; el más próximo al pozo de extracción se halla colmatado y semiderruido; rodeándolos por la galería posterior, veo los orificios para la extracción del azufre llamados la muerte.

Los otros cinco tienen importantes grietas en sus paredes; 

tras su abandono, algunos quedaron llenos de las rocas con azufre; en otros, que esperaban una nueva carga de mineral, es posible entrar a su interior.

El segundo grupo está formado por tres hornos, los más grandes, mejor conservados y con las cúpulas en buen estado, toda la batería se construyó antes de 1945.

Retorno a la pista descendiendo a la pedanía moratallera de Salmerón, finalmente lo hago por un atajo a las ruinas de las Cabañas de Mobarque; 

rodeando la Casa de la Noria veo la Noria de Salmerón, 

construida en metal con unos 10 m de diámetro; 

el estado de abandono en el que se encuentra, es debido al escaso caudal del río que la hace inoperante; 

echo un vistazo a la iglesia

 y un antiguo palacete 

antes de iniciar la vuelta junto a las ruinas del Molino de Salmerón, 

cruzo el puente sobre el Segura, 

girando por la izquierda 

hacia Maeso fin de ruta.

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