Casas Torre de la Huerta Murciana II

 

Las casas-torre son edificios señoriales cuyo origen está relacionado con la antigua villa romana y la alquería árabe. Suelen presentar fachada en tres alturas orientada al sur, un escudo nobiliario bien visible desde el carril de acceso, símbolo del poder de sus propietarios, 

piso superior con huecos de arquería en la fachada donde se criaba el gusano de la seda y se almacenaba la cosecha.

Su ubicación en una amplia heredad con zona de regadío sin aldeas o pueblos, daba nombre a sus veredas, parajes y carriles. La ermita adosada o próxima a la torre comunicada por un pasillo exterior la utilizaban como oratorio familiar. Una parte del espacio se dedicaba al trabajo rural, en el patio se construían la pila, el pozo y el horno, en la puerta principal no podía faltar la parra, ya en el siglo XIX se transformaron en casas de veraneo al desaparecer el cultivo industrial de la seda.

En la Costa del Mediterráneo o lugares fronterizos actuaban como fortalezas, pero en el entorno de la capital funcionaban como eje central de una explotación agrícola.


En Junio de 2017 con la Ruta de las Casas Torre de la Huerta Murciana, hice el reportaje de 10 Casas Torre: Los Clérigos, Los Castaños,Torre Masa, Torre Falcón, Torre Arcayna, Torre del Palmeral, Torre del Molino del Batán, Torre Villescas, Torre de los Ayllón y Torre-Caradoc.


Ahora pondré en valor a otras casas torre desperdigadas por la huerta; para ello salgo del Auditorio Victor Villegas de Murcia dirección Orihuela; 

lo dejo para tomar el Carril de la Torre 

a la carretera de Puente Tocinos, Llano de Brujas y Cabecicos, con vistas del Cristo de Monteagudo 

y pasando por el Molino de la Huerta

 y la Ermita de San Felix de Cantalicio (patrón del gusano de seda) 

al magnífico Palacete de La Seda.

Antiguamente allí se cultivaba la vid, 

después se constituyó como fábrica de hilado de seda, donde los huertanos de Santa Cruz y las pedanías de alrededor llevaban los capullos del gusano, 

siendo una parte importante de la economía de la zona. 



En los años 90 fue restaurado y ahora es una Hostería Rural con restaurante de lujo. 

Se trata de un amplio edificio de cuatro plantas construido en ladrillo.



Me desplazo hacia la Ermita Vieja de Santa Cruz, construida en el siglo XVI sobre las ruinas de un edificio árabe; 

cruzo el puente sobre el Río Segura 

para recorrer un precioso tramo de tierra ganado al río; 

giro a la izquierda por carril al Área de Autocaravanas y la carretera Vieja de Orihuela, entro en la finca donde se encuentra la Casa Torre de los Condes de Almodovar, 

típica de la huerta murciana de finales del siglo XVIII; 

siguiendo la acequia de Benicomay unos metros a la curva, giro a la izquierda por un paso escondido junto a unas ruinas, 

en cuyo tejado sorprendentemente hay una perdiz en vez de palomas.

Salgo de nuevo a la carretera para ver la preciosista Capilla de Santa María de la Huerta dedicada a la Virgen del Huerta; 

en su interior destacan los frescos pintados en sus techos, 



 y la lámpara de cristal que pende del techo; 

continuo hacia el palmeral 

que rodea la casa-torre, Torre de Rocamora o Miralles, 

data del siglo XVIII y posee una ermita dentro del complejo.

Pedaleo hacia la Carretera de Alquerías y Los Ramos en busca de su Casa Blanca, 

caserío ruinoso del siglo XVIII próximo al castillo medieval de Tabala (siglos XI-XII), 

controlaba el nudo de comunicaciones entre Andalucía y el Levante a través de la costa, así como el Puerto de San Pedro y las extensas explotaciones agrícolas regadas por la acequia de Zeneta. 

Se trata de un complejo rural de estilo barroco popular del siglo XVIII. Cuenta con casa señorial, bodega, almazara, y cuadras.

Vuelvo sobre mis rodadas para coger la Vía Verde de la Costera Sur, 

integra a los municipios de Zeneta, Alquerías, Los Ramos, Torreagüera, Beniaján, San José de la Vega, Los Garres y Los Dolores; 

hago una parada en el Palacete de Pelegrín de Beniajan, 

edificio modernista del siglo XIX, 

que aloja las dependencias del Ayuntamiento;

me salgo en San Jose de la Vega para rodear el palacete Valero, realizado por Pablo Villar en 1809. 

Sobria construcción entre el barroco y neoclásico de los siglos XVIII y XIX; consta de tres plantas destinadas a residencia familiar. 

En la fachada sobresale el trabajo de rejería que cierra los miradores situados a lo largo de la segunda planta. En los mapas antiguos, por error o desconocimiento, figura como Casa Las Galeras.

De vuelta a la carretera RM-302, dejo atrás Los Garres y paro en la Casa de La Rosaleda de Algezares, 

sede de la Junta Vecinal, fue construida entre finales del siglo XIX y primeros años del XX. Pertenecía a la familia Barceló, una de las más importantes y acaudaladas de la zona. Compuesta por dos plantas y sótano. la fachada con pórtico de entrada se sustenta por pilastras pareadas y decoradas con molduras.

Marcho al siguiente objetivo en la huerta de Santo Ángel: 

la Casa del Pino. 

Juan de la Cierva Soto dividió su gran finca ‘Torre Cierva’, 

entre sus hijos Julián, Juan e Isidoro de la Cierva Peñafiel. En su parte del terreno heredado, Isidoro encargó en 1904 el proyecto de su casona familiar al insigne arquitecto Pedro Cerdán, autor de la fachada del Casino y del mercado de Verónicas; destacan la casa-torre principal, la ermita y los jardines,

 en una de las grandes obras del Modernismo murciano por arquitectura, interiorismo y mobiliario.

La historia de esta finca está relacionada con la Guerra Civil, cuando se traslada El Pabellón Médico del Hospital Central de Aviación de Valencia, saturado por su ocupación, al Hospital de Enfermedades Infecciosas de Torres de Cotillas; 

para cubrir distancias entre el frente y el Hospital se crea el “Servicio de Evacuación rápida de heridos”, la primera unidad de ambulancias aéreas del mundo (aviones Monospar ST-25 con 5 plazas de capacidad, dos camillas y material sanitario), cuyos talleres estaban ubicados en El Palmar. En 1938, por motivos de seguridad, decidieron trasladar el Hospital de Aviación a la Finca El Pino (Torre Cierva). 

La casa tuvo visitantes ilustres de la villa, el conde de Romanones en 1934, los hermanos Álvarez Quintero (1930) y gran parte de los alcaldes de toda la Región, junto a diversas autoridades. 

La Casa del Pino fue subastada hace años y adquirida por la Fundación Cajamurcia. Ha sido restaurada en su totalidad pero no hay posibilidad de visitarla.

Al lado de la casa de Isidoro, estaba la de su ilustre hermano, el inventor Juan de la Cierva y Codorníu; 

de joven se pasaba meses enteros haciendo aeroplanos de papel y arrojándolos desde la torre de la finca; el suelo y las copas de los árboles siempre estaban llenos de estos aviones. 

El 4 de septiembre de 1930, coincidiendo con la llegada de la Fuensanta a Murcia, a la altura de la iglesia de El Carmen, el autogiro sobrevoló la comitiva arrojando flores, para luego dirigirse a Torre Cierva y más tarde aterrizar, por vez primera, en el campo de Sangonera la Verde.

Me dirijo en subida hacia el Santuario Virgen de la Fuensanta,

 para ilustrar la Casa del Cabildo o del Sacristán, 

edificio construido entre los siglos XVII y XIX, cuya fachada se encuentra policromada y realizada en mampostería, 

posee ventanas coronadas por arcos ojivales de estilo neomudéjar y la puerta de acceso, hecha en madera, la remata un arco ojival.

Continuo hacia el Eremitorio de la Luz, atajando por sendero

 y después por el trialero descenso de Monte Liso 

hacia el carril bici, me lleva a la antigua Hacienda de la Cruz Quebrada, 

donde se encuentra la Torre de los Alburquerques. 

En el siglo XVIII construyeron la ermita adjunta

 bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto. 

Sus actuales propietarios, los dueños de Cervemur han rehabilitado la casa torre y la ermita. 

Solo me resta pedalear por Ronda Sur a la salida.

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