Encantamientos Barranco de los Lobos
Partimos caminando por la pista adjunta en progresivo ascenso, pasando por un enebral
y campos de cereal,
llegamos desde el Barranco de los Lobos a su Tiná.
entre cedros,
pinsapos,
acer platanoides
y cercis siliquantrum (árbol de Judas o del Amor).
La pista forestal se halla rodeada de pinos rodenos, negrales o resineros;
Cuenca fue durante el siglo XX, la provincia más importante de la industria resinera de España,
en la cercana Villalba de la Sierra hubo una fábrica de resinas;
la resina se usaba para la producción de colofonia
(agente de encolado en masa del papel), alcanfor y aguarrás.
La pista se hace sendero aumentando su pendiente cercano al km 3, donde aparecen los primeros encantamientos.
El relieve de la zona está dominado por altas parameras o “muelas” (Muela de la Madera, de Valdecabras...),
destacando las hoces y cañones, así como los “tormagales” (la Ciudad Encantada
de Valdecabras y Los Callejones de Las Majadas); estas muelas están fragmentadas
por algunos surcos intramontañosos (Tragacete, Uña, Valdemeca..) donde se abren
amplios valles.
El sendero se adentra brevemente en un lapiaz o conjunto de acanaladuras y oquedades que oscilan en longitud y profundidad en las rocas;
estas
rocas llamadas dolomías están formadas por carbonato cálcico y magnésico, son
solubles en agua y les afecta especialmente la erosión, creando callejuelas
laberínticas de plazas, tormos, arcos y puentes.
Dejamos el sendero para tomar a la izquierda por pista desaparecida, nos conduce a un visible aprisco;
seguimos en subida al Cerro de las Carboneras; dejó a Rosa acompañada de una cabra curiosa,
para que se tome el almuerzo en las ruinas de la Casa de las carboneras;
me dirijo al cercano vértice geodésico (1361 m),
explorando igualmente la zona contigua al valle,
donde una
roca alargada y encaramada en otra, se asemeja a un cocodrilo según la perspectiva
claro.
Vuelvo sobre mis pasos para seguir por la pista de entrada a la principal,
continuamos por la derecha hasta el cruce pistero,
donde viramos a la derecha en dos ocasiones,
encontrando dos Terfeziaceae, criadillas de tierra, turmas de tierra o trufas del desierto;
se trata de un hongo que establece una asociación simbiótica (micorrícica)
entre las raíces de plantas y sus hifas. Son apreciadas para uso culinario.
Vemos a nuestra izquierda el Barranco de la Hocedilla,
a la derecha el Barranco de los Lobos por el que hemos venido;
alcanzamos una cota de 1342 m; la pista cada vez menos pateada,
nos sorprende con un bello arco de roca;
nuevamente dejo a Rosa que conteste una llamada teléfonica, mientras pisteo un trecho
a explorar en la Loma de los Lobos, las formaciones rocosas esculpidas por la acción
del agua, el viento y el hielo que se muestran a mi derecha.
De vuelta a la pista
junto al arco,
vemos un dinosaurio pétreo,
poco más adelante tenemos que rodear parcialmente otros profundos y preciosos callejones;
monte través comenzamos a descender por un trocha desdibujada, para enlazar con el sendero de la ida
y volver al punto de partida.
Comentarios
Publicar un comentario