Torcas de los Palancares

 

Accedemos por la carretera de Cuenca a Teruel; pasado el municipio de Mohorte, tomamos el desvío señalado y tras unos 8 km, llegamos al aparcamiento 

y uno de los Puntos de Información de la Red de Áreas Protegidas de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, el monumento natural denominado Palancares y Tierra Muerta en la Serranía de Cuenca; 

formaciones geológicas constituidas por diferentes torcas o hundimientos del terreno, de forma más o menos circular con profundidades entorno a los 90 m y una extensión que abarca varias hectáreas.

Este tipo de hundimientos se definen como dolinas, un tipo especial de depresión geológica característica de los relieves kársticos, constituidas como consecuencia de la acción erosiva de aguas carbónicas subterráneas sobre rocas calizas muy solubles; aunque en la zona existen alrededor de 30 torcas; vamos a visitar varias de ellas.

Partimos caminando hacia la caseta de información, 

para tomar la pista de inicio desde la primera torca, el Torcazo; 

poco podemos ver debido a la exuberante vegetación que la rodea;

 en 350 m, seguimos por la derecha en la bifurcación; 

vemos cajas nido, método de control biológico de plagas, 

al conseguirá fijar poblaciones de herrerillos, carboneros, así como de murciélagos, principales depredadores de la procesionaria, tanto en su fase de oruga como de mariposa. Las previsiones para los próximos años indican, que estas plagas pasarán de esporádicas a crónicas debido al del cambio climático.

Llegamos a la Torca del Lobo, una de las más impresionantes, de forma circular casi perfecta, para conocer la historia de su nombre debemos transportarnos algunos años atrás, cuando la presencia de lobo ibérico era normal en esta zona. 

Zacarías, un pastor conocido por su mal humor, tenía un pequeño corral donde guardaba sus ovejas, noche tras noche, alguna de sus ovejas era atacada por los lobos, así que junto con un grupo de pastores, decidieron acabar con ellos, pero al cabo de un tiempo volvió a aparecer una oveja desgarrada, 

Zacarias siguió el rastro del lobo por la nieve hasta su guarida, espero hasta que casi se congela y cuando apareció un gran lobo disparo, hiriéndolo en la pata pero él resbaló y cayó; el lobo se acercó a él, Zacarías gritaba asustado pensando que el lobo le comería, pero le sujetó por la ropa



lo pasó al interior de la cueva, dándole  calor y alimento para que no muriese de hambre y frío. Aunque sus vecinos le tomaron por loco, no le importaba y desde este día pasaba todas las tardes por la torca a llevarle alimento y jugar con él como si de un perro se tratase.

Retomo la pista 

y realizo un tramo de 350 m carretera arriba, 

me desvío por la izquierda para examinarla la Torca Rubia, 

cruzo la carretera monte través a la cercana Torca del Ceñajo; 

sigo por traza senderil bajo pinar

 a echar un vistazo por mi derecha a la Torca de Agustín

 y a la izquierda la Torca de Pancho; 

enlazo con pista forestal 

en descenso por la izquierda junto a la Torca del Sastre.

Tras una corta rampa conecto con la pista principal que por la izquierda me llevaría a otras torcas y por la derecha, 

como en nuestro caso, 

nos devuelve hacia el aparcamiento, no sin antes, ver la Torca del Agua.

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