Recreo Peral-Hoz del Huecar-Camino de Buenache-Las Cañadillas-Arroyo de Bonilla-Hoz del Júcar

Salgo pedaleando desde la carretera de entrada a la Playa Municipal de Cuenca

 por la CM-2105; en 250 m, cruzo el puente sobre el río Júcar, pasando por el Restaurante Recreo Peral hacia la pasarela del Parque de la Trinidad; 

empujo la bici por los escalones a la zona ajardinada; como es Jueves Santo, le pregunto a la policía local si puedo acceder al Sendero de los Hocinos, ya que la calle está cortada por la salida de la procesión; me contestan que lo intente por el Auditorio, me dedico a subir por las empinadas callejuelas, la ebike me permite ir sentado, no así la afluencia de turistas y fieles; pero no se puede pasar desde la Catedral de Santa María.

Mi gozo en un pozo, vuelvo abajo y echo un vistazo al tramo empinado de la Senda del Hocino de Federico Muelas, con demasiadas escaleras, tendría que ir empujando la bici casi todo el tiempo; no es una opción válida; así que termino el descenso a la carretera CV-9144; 

tránsito por la Hoz del Huecar hacia Buenache de la Sierra, con buenas vistas de las Casas Colgadas y el Puente de San Pablo; 

pasado el cruce a Molinos y Palomera se agrava la subida, hago un alto para observar una covacha y poco antes de llegar al Hotel Cueva del Fraile, aparece el final del Sendero de Los Hocinos por el que debía haber venido, una pena.

Cuando la carretera toma su mayor altura, 

me desvío por el Camino de Buenache, Cañada Real Conquense y GR-66, todo en uno, o sea, una aburrida pista forestal,

 pero tras 3,2 km, giro a la derecha por sendero trialero;

 al llegar a la pista, me arriesgo a seguir descendiendo un trecho, 

pero el sendero baja hacia la Hoz del Júcar; empujo la bici unos metros rodeando unas ruinas

 para retomar la pista; en el centro de la bifurcación siguiente, tomo la entretenida trialera de Las Cañadillas que acaba en pista; 

la sigo por la derecha 150 m, subo unos metros por sendero empinado 

para cruzar otra pista y volver a tirarme desde la cota de 1069 m

 por la trialera más técnica al Arroyo de Bonilla.

Cruzo el Arroyo y por una preciosa plantación con Cedros del Líbano, 

llego al puente; sin cruzarlo, sigo por el sinuoso sendero 

que va cogiendo altura a medida que se cierran las paredes rocosas, 

debiendo empujar la bici en algún tramo; compensa el esfuerzo la belleza del entorno y la longitud del recorrido; 

encuentro varios escaladores iniciándose, antes de salir al Camino de San Isidro de vuelta.

Voy disfrutando por la ribera del Río Júcar a su paso por la Hoz y el Puente de las Grajas, sorteando escaladores y paseantes, parando brevemente en algunas de sus curvas fluviales, 

mientras no dejo de pensar en lo divertida que ha sido la ruta, aunque incompleta sin el Sendero de los Hocinos.



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