Badlands de Purullena y Cárcavas de Marchal

 


Accedemos desde la Autovía de Andalucía A-92 a Purullena primero y al Área de Autocaravanas de Marchal después.

Partimos al cruce de la entrada al pueblo 

cruzando carretera y puente sobre el Río Alhama, 

para internarnos por pista a la derecha; transcurre en progresivo ascenso con vistas de Sierra Nevada, 

entre olivos

 y amapolas violetas (Roemeria hybrida), 

alcanzamos el entronque con la preciosa Rambla de Zamar 

por la que discurrimos compartiendo un hilillo de agua.

La pista se eleva 

y cuando cambiamos a la Rambla del Manco, abandonamos la pista 

siguiendo el vallado de una granja de perdices (Perdices Sierra Nevada) en la Meseta del Manco, 

comenzamos a observar plataformas, cornisas y taludes típicos de los relieves estructurales conformados por los badlands, literalmente significan “tierras malas”, 

un territorio árido, salvaje y adverso para habitarlo, cultivarlo o atravesarlo, constituyen formas de ladera con una red de barrancos donde los límites entre ellos (interfluvios) presentan formas afiladas. En esta zona se les denomina “paisaje de cárcavas”.

Iremos pasando sucesivamente por un conjunto de miradores, situados sobre la superficie de glacis, justo al borde de los grandes escarpes generados por el encajanonamiento de la red fluvial que configura el paisaje de badlands; 

el de Marchal nos muestra el valle sobre el Alhama y las Cárcavas del pueblo que visitaremos al final, forman parte de la historia geológica del Geoparque de Granada, marcada por el antiguo río Paleo Fardes y el paleolago de Baza, donde desembocaba el río.

Mientras nos acercamos a la caseta del puesto de vigilancia INFOCA en el Mirador del Llano, 

podemos apreciar que la erosión que provoca el fenómeno badlands no siempre es igual; la presencia en el terreno de arenas, grietas o agujeros en la superficie, favorece la infiltración del agua de la lluvia y la formación de conductos tubulares verticales en materiales poco consolidados; 

al circular el agua lateralmente, descendiendo por el interior e intentando salir al exterior, buscando un orificio de desagüe, se genera así una red de túneles que acaban por hundirse, desarrollando cárcavas y badlands y favoreciendo el retroceso del acantilado. 

Este proceso recibe el nombre de erosión en túnel o piping

 y en esta ubicación con predominio de margas en el sustrato, presenta mayoría de colores blanquecinos.

Llegamos al Mirador de Purullena, escarpada belleza natural de la comarca de Guadix, 

sector donde podemos observar que las cárcavas no presentan el típico aspecto con crestas afiladas, sino zonas más o menos redondeadas separando a los barrancos, cabeceras de barrancos con forma semicircular y abundantes cerros con forma de montículos residuales.

Acabamos de rodear 

y volvemos por el mismo camino

 hacia Marchal, giramos por la derecha

 hacia el barrio de Cuevas del Perchel, 

pasando por el Mirador de la Vega del Río Alhama; 

Marchal es conocida como "La Perla del Alhama", proviene de la palabra árabe "almarch" que significa vega o campo que se labra.

Subimos las escaleras 

hacia el Mirador de la Encantada 

con varias casas trogloditas abandonadas. 

La proletarización de gran parte de la población condujo al aumento de la vida en una casa-cueva o “Residencial Singular Troglodita”; 

el descenso demográfico y el consiguiente declive del régimen agrícola, evidenció la necesidad de atraer pobladores, parte de los cuales ocuparon cuevas a las que podían acceder y establecerse con facilidad, 

donde las Cárcavas de Marchal, formado por un macizo arcilloso con formas acarcavadas de gran belleza y calificado como Monumento Natural era utilizado en la creación de casas cueva.

Seguimos por el Mirador del Tio Prim de vuelta a la calle principal (Calle Rambla) 

pasando por la Iglesia parroquial de Santa María de la Anunciación, creada en el siglo xx sobre una antigua mezquita de carácter mudéjar del siglo XVI que fue quemada en los años previos a la Guerra Civil Española. 

Su entrada se halla flanqueada por la escultura de la madre Teresa de Calcuta; 

vamos en ligero ascenso

 al Barrio de las Cuevas de Carabanchel, 

aunque no llegamos a su cercano final ya que vemos abierta la verja de entrada a La Casa Grande, Palacio de los Gallardo o Casa Rosa; 

pido permiso para hacer unas fotos a la persona responsable y amablemente me permite echar un vistazo a su mirador circular, desde el que se puede contemplar el casco urbano, así como la mayor parte de lo que eran las posesiones de la familia Gallardo,

 tras realizar las fotos de este palacete del siglo XIX, 

que intenta imitar los castillos renacentistas del Loira, con sus tejados pendientes. 

Como el hambre aprieta retornamos a la AC.


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