Monumentos Naturales del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

 

Accesos al Cabo de Gata desde Almería por la Autovía del Aeropuerto N-344 al Retamar y por la AL-3115 pasando por Pujaire. Salgo desde el aparcamiento junto al paseo de la Playa de San Miguel 

por la carretera AL-3115, 

para visitar el Mirador de las Salinas sobre la Rambla de las Higueras. 

Tras 445 m, dejo la carretera a la derecha por sendero arbustivo, enlaza con la pista de los invernaderos durante 170 m; 

giro por la pista que conecta con el Camino del Pozo del Cabo,

 transcurre junto al vallado salinero y pista paralela.

Tomo carretera de subida hacia el Faro con una pendiente del 10%, las vistas son estupendas al igual que el día luminoso; salvando unos metros, donde la carretera solo permite el paso de un vehículo, sin embargo gracias a la falta de carreteras y comunicaciones, el Cabo de Gata se libró del desarrollo urbanístico y la especulación salvaje del que fueron objeto otras costas españolas, conservándose casi intacto su paisaje de western.

Entrando hacia el faro, tuerzo a la izquierda por la pista a la Vela Blanca 

a partir de las tobas volcánicas de Cala Rajá se incrementa la pendiente sobre el “Arrecife del Dedo”, 

una antigua chimenea volcánica donde se alza desafiante: "El Dedo de Neptuno".

Alcanzo el Collado de Vela Blanca, 

donde puede apreciarse el Domo del Cerro de Vela Blanca, 

promontorio rocoso formado por rocas volcánicas originadas aproximadamente hace 12 millones de años, son andesitas piroxénicas de colores muy oscuros, debido a la presencia de óxidos de manganeso. 

Su origen se debe a la retracción del acantilado de rocas volcánicas, debido a fenómenos erosivos por la acción del oleaje durante el cuaternario; en su pie nos encontramos una duna fosilizada con forma de vela que contrasta con el oscuro volcánico del acantilado. 

Cuenta la leyenda que la "Vela Blanca", era habitualmente confundida con un velero por el resto de navíos, quedando éstos varados entre los arrecifes.

Desde el collado asciendo hacia la actual torre de Vela Blanca, ya que en 1767 se acometió su nueva construcción; a mediados del siglo XIX fue traspasada al cuerpo de Carabineros y en 1941 pasó a depender de la Guardia Civil; hacía 1960 fue vendida a un particular que la habilitó como vivienda; desde el Cerro de Vela Blanca (212 m) inicio el descenso de vuelta.

Dejo la pista por la izquierda hacia La Calilla, donde reposan dos barcos en sus largueros oxidados tendidos sobre la grada, cuyo fondo es un monumental picacho volcánico, en la punta más oriental de la Península Ibérica. 

Asciendo una rampa al Arrecife de las Sirenas, 

icono del parque y lugar que estuvo tan poblado de focas monje, que los navegantes confundían sus gritos con los cantos de sirenas; de ahí su nombre, es el resultado de una antigua chimenea volcánica; probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de foca monje, ya que los pescadores de la zona las llamaban sirenas o lobos marinos. 

Este mamífero habitó toda la costa de Cabo de Gata hasta la mitad del siglo XX. El promontorio sobre el faro, colina que los romanos denominaron “promontorium charidemi”, el Promontorio de las Ágatas, debido a la cantidad de piedras semipreciosas que se podían encontrar en los alrededores; pudiera ser que “ágata” diera origen a su nombre actual.

Me despido del Faro, construido en 1863 (el más antiguo de la provincia de Almería); en el siglo XX lo completan el resto de dependencias; erigido en el Morrón del Corralete a 50 msnm sobre las ruinas del castillo de San Francisco de Paula, formaba parte de la batería de defensa marítima de la costa almeriense, fue destruido durante la Guerra de la Independencia.

Con una altura de torre de 18 m, los destellos del faro son visibles a 30 millas de distancia (45 km), complementado por una sirena acústica, que los días de espesa niebla se activa avisando a los barcos de la presencia de la peligrosa Laja del Cabo, arrecife que se encuentra a una milla marítima, causante de numerosos naufragios a lo largo de la historia. El pecio más visitado por los submarinistas es el del buque Arna, naufragado en 1928 al chocar contra la Laja del Cabo.

Toca volver a subir de vuelta, pasando esta vez por la Fabriquilla,

 la Almadraba de Monteleva

 y las Salinas del Cabo de Gata con sus montones de sal, producto de máximo valor en la vida de todas las civilizaciones. Por sus propiedades para la conservación de los alimentos ha sido considerada como uno de los bienes de intercambio más valorados a lo largo de la historia. El origen de las salinas proviene de una albufera que progresivamente se fue convirtiendo en un humedal. 

El funcionamiento de las salinas comienza con el llenado de las balsas que bajan hasta charcones (evaporizadores), donde pierden un tercio de humedad. La última fase se produce en los cristalizadores donde por cada litro de agua se producen 250 gr. de sal. Finalmente es recolectada y amontonada al aire libre, se transporta al puerto de Almería y distribuida por diferentes mercados, principalmente a Islandia para la salazón del bacalao.

Continuo por carretera desde la iglesia de las Salinas, 

construida en 1907 para los salineros que vivían en el cercano poblado de Las Almadrabas de Monteleva; tan cerca de la playa Cabo de Gata, que se edificó sobre una plataforma para evitar que entrara el agua y la arena. En ella se veneraba a Nuestra Señora del Carmen, patrona de los marineros, y a Santa Bárbara, protectora contra las tormentas.

Dejo el asfalto hacia la Torre San Miguel, atalaya militar construido en 1756 por orden de Fernando VI, para proteger el poblado de La Almadraba de Monteleva y sus salinas. En 1941 pasó a ser la casa-cuartel de la Guardia Civil, en los años 80 se construyó una pequeña muralla con torretas en las esquinas. Podría convertirse en un museo dedicado a la pesca.

Cruzo por el paseo de la Playa de San Miguel (Costa Miramar), entre enseres marineros

 y baretos 

para tomar pista vallada en zona dunar, a lo largo de la Playa del Charco 

hasta la Rambla Morales con plantas halófilas y aves limícolas, cormoranes, anátidas, garzas etc. que aprovechan sus aguas;

 la bordeo a la derecha por pista arenosa entre tarays y carrizos, con vistas de agrupaciones de flamencos, 

giro por camino a la derecha, llegando a una pista asfaltada, dejo atrás la desaladora 

y cruzando por las calles del Cabo de Gata llego al aparcamiento.



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