Fuentes del Marqués-Martinete Chopea-Fuentes Navares y Tosquillas-Cabezuela-Ermitas Singla y Encarnación-Castillo Rey Moro

 

Salgo pedaleando del aparcamiento en el Paraje Natural de las Fuentes del Marqués, 

por el Camino de Mairena giro en el primer cruce a la izquierda, rodeando Los Viñales y la urbanización del Carrascal, 

pedaleo por la Carretera hacia Archivel cruzando el Río Argos o río de la Chopea;

entre la Loma del Teatino y el Cerro de la Carrasca aparece el Martinete de la Chopea (S. XVIII), 

conserva una parte del acueducto, hecho de mampostería trabada con yeso y ladrillo macizo en los arcos; 

el salto de agua proporcionaba la energía hidráulica al molino de batir cobre; tomaba el agua del manantial “Los Ojos de Archivel”.

Tras 600 m, giro a la izquierda

 pasando entre nogales

 a la aldea de Benablón; 

cruzo por partida doble la RM-730 a Navares

 para visitar el paraje de la Fuente de Navares; 

me recibe un chotico en busca de su madre; 

salgo a la carretera Singla-Barranda; tras 400 m, tuerzo a la derecha 

bordeando la Casa de la Vereda embutida en un tupido pinar; 

en el cruce, giro a la izquierda bordeando los cultivos y dejando una nave a la derecha, paso junto a una balsa mediana, "Nacimiento del Ojico". Poco más adelante, 

entro en el Paraje Natural de las Tosquillas, 

un área de recreo sombreada con nogueras, 

donde brota un manantial de una grieta entre dos grandes rocas,

 objeto de la preciosa leyenda, “La Dama del Agua” o “La Encantá” de Las Tosquillas; 

rodeando los Cerros de la Cabezuela, 

para encarar el ascenso final

 pasada su pedanía; encaramado en la cima amesetada

 construida a mediados del siglo I a. C., con motivo de la guerra civil que enfrentó a los hijos de Pompeyo Magno con Julio César,

 forma parte de un entramado de castillos, para facilitar la circulación de las tropas y asegurar los suministros entre el puerto de Carthago Nova (Cartagena) y la alta Andalucía, 

se divisa el valle del Argos y el Campo de Caravaca.

Retomo la carretera 

para ver el yacimiento romano del Cerro de la Ermita de Singla,

 una serie de estancias rectangulares levantadas en muros de mampostería, 

formarían parte de un establecimiento rural de mediados del siglo II d. C., sobre la que posteriormente se estableció una necrópolis tardía.

 Rodeo el barroco edificio con vivienda anexa al templo, 

donde vivieron los capellanes, dedicado a la Concepción Inmaculada de la Virgen María.

Por el barrio de Ocho Casas me dirijo a la Pinilla; a su salida, paso junto a su lavadero

 a la pedanía de La Encarnación; 

desde el Arrabal, asciendo al templo y las ruinas romanas, objeto de la mayoría de las rutas por esta zona; 

la Ermita Vieja de La Encarnación y las ruinas romanas, 

un área de culto ibérica fechada en los siglos IV y III a. C. que en época tardo-republicana romana fue monumentalizada con sendos templos, 

donde ofrendas y objetos litúrgicos, aparecieron soterrados y sellados a propósito por los pavimentos del templo romano;

 sobre uno de ellos se levantó en el siglo XVI la Ermita Vieja de la Encarnación.

Desciendo a la pista del Barranco de La Virgen en el Estrecho de Las Cuevas 

donde se encuentran el Molino, Cortijo del Estrecho de Abajo y la Cueva Castillo del Rey Moro, 

(restos de una fortificación edificada en un abrigo rocoso, servía para controlar el paso del antiguo camino de Caravaca de la Cruz a Granada); 

su nombre actual se lo debe, según leyenda local, al haber servido como residencia de un rey musulmán junto a su favorita, para alejarse de la corte de Caravaca.

Bajo el paredón rocoso del Cerro de Los Villaricos, veo Las Casicas y el Cortijo del Estrecho, 

antes de cruzar los vastos campos cerealistas del Llano de la Tejera y las Cañadas de la Noguera, 

avanzo al Cementerio de Caravaca 

y tengo que cruzar con mucha precaución la RM-730 entrando por la pista junto a la Empresa Hierros del Noroeste. Cambio de dirección al vadear el Río Argos, 

en 500 m

 inicio la subida 

para entroncar con el track de la ida; lo dejo pasando por el polideportivo 

a la Cueva de la Fuente del Marqués, excavada en la época islámica, en lo alto existen canales y piletas relacionadas con el empleo de tintes para el cuero o con la destilación de alcoholes y plantas aromáticas, 

también se encuentran restos arqueológicos, unos muros de hormigón de cal pertenecientes a una edificación de época musulmana. Se desconoce la finalidad que pudo tener, aunque se especula que pudieran ser baños.

Pasada la cueva y delante del cartel 

empujo la bici por la derecha

 a la zona del bosque mixto de viejos olivos, pinos carrascos de alto porte y carrascas centenarias con una antigüedad de más de 400 años; 

enlazo con un sendero pateado 

que me conduce a la pista hacia el nacimiento del paraje natural de las Fuentes del Marqués (17,4 Has). 

Las aguas subterráneas de las sierras circundantes, al encontrarse con un sustrato impermeable, surgen en las Fuentes del Marqués a través de cuatro nacimientos con un caudal medio de 320 l/s.;

uno de los nacimientos perteneciente a una cueva; los otros tres son "sartenes", 

construidas con un material rocoso, de origen biológico llamado "roca de travertino" fruto de la sedimentación de la cal disuelta en el agua, sobre la materia vegetal a la que con el tiempo mata. 

Sus aguas cobijan a barbos, carpas, truchas arco iris, camarones de agua dulce y al galápago leproso.

Solo me resta pasar por la Torre del Homenaje 

al aparcamiento, final de una ruta rodadora en su mayor parte, rica en monumentos, naturaleza y etnografía, adornada por una primavera avanzada.

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