Cueva de la Sierpe
Partimos caminando por la pista en descenso, dejando atrás la Fábrica de Carborundo; la producción de carburo de silicio comenzó en España en la década de los 50 del pasado siglo XX, en esta pequeña planta de proceso perteneciente a la empresa Navarro SiC; el terreno presenta tramos embarrados debido a las lluvias de ayer;
a nuestra derecha vamos viendo la cola del embalse que forma
el Río Guadiela, poco después de su unión con el Río Cuervo.
Seguimos en ascenso por la izquierda en el cruce de pistas,
entretenidos con las mariposas que revolotean bajo el sotobosque del pinar
formado por bojes y jaras mayormente, también encontramos lino azul, lechetiernas, espinos, chaparros, gayubas,
espolines...
Acabada la pista,
continuamos por sendero con altibajos
y buenas vistas del Embalse del Molino de Chincha
y la hoz subsiguiente de la Cañada del Río;
construido en el año 1947, cuenta con una extensión aproximada de 60 Has; descendemos con mucho cuidado por desvencijadas escaleras de madera,
a las que les faltan en algunos tramos los pasamanos, destruidos por falta de
mantenimiento ante la humedad del entorno.
Entramos por la pasarela de madera en buen estado,
al interior de la enorme caverna a ras de agua que conforma la Cueva de la Sierpe,
con restos de muros mamposteros para resguardo del ganado y hoyos con una larga raíz, que se me antojó la mismísima sierpe petrificada;
la altura de la cavidad es relativamente reducida,
no así la boca
y mucho menos su anchura, la sensación de espacio es grande a pesar del oscurecimiento al fondo derecho.
A la vuelta,
dejo la pista para acercarme a la vera del embalse,
entre juncos,
trinos pajareros, el croar de las ranas y peces saltones;
idílico entorno del que hemos disfrutado en solitario y sin el agobio del calor.
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