Esculturas de la Rambla del Cigarrón y sus senderos escondidos

 


Accedo desde la autovía Murcia-Cartagena, por la rotonda de la Paloma (Salida 150) hacia el Castillo del Portazgo, giro a la derecha en el segundo cruce antes del parking; el Camino de los Melgarejos pasa frente a la Yeguada de Lo Pertiguero, dejando los dos primeros cruces, en el inicio del tercero a la derecha, se encuentra el aparcamiento bajo pinar (37°54'44.42"N 1°10'24.56"W).

Enfrente de la pista, desciende un sendero pateado

 al fondo de la Rambla del Cigarrón; 

en 210 m sobresale por la izquierda la escultura de la cabeza del Dragón Chino; 

la palabra dragón deriva del griego drákōn (serpiente, dragón) y de la familia de un verbo que significa mirar fijamente, aplicada a la mirada de las serpientes; la mitología china lo trata como un ser legendario y poderoso, emblema de emperadores (denominados como hijos del dragón en la sociedad feudal), heraldos de buena fortuna, a diferencia de sus iguales en occidente, a quienes las historias les describen como aterradores, agresivos, exhalando fuego a su paso, destructivos, malvados y codiciosos; 

utilizados en la iconografía católica o en la literatura, representaba los vicios y la maldad, contra los que un Santo o Príncipe que representaba al bien, luchaba y derrotaba. Forman parte del emblema del folclore y el arte chino, por delante del japonés o coreano, presente desde tiempos inmemoriales en muchos proverbios, documentos, templos y santuarios, mitos y leyendas, festivales y piezas artísticas. 

En China, las historias relatan que el dragón tiene poderes que controlan los fenómenos meteorológicos, siendo capaces de invocar la lluvia durante una sequía, 

también poseen la facultad de espantar espíritus malévolos y dar protección a los inocentes, representando la abundancia, la buena fortuna, el poder y la nobleza del alma. 

Suelen representarse danzando entre las nubes, como una gran serpiente con una hermosa perla, fuente de poder que les permite ascender a su mundo divino y regresar a la tierra cuando quieren.

Los paredones de arenisca se encuentran muy erosionados 

y originan constantes derrumbes a lo largo del lecho ramblero; tras 125 m, en la pared izquierda, 

destaca la cabeza esculpida posiblemente de Júpiter, el padre de la luz y principal dios de la mitología romana, su equivalente griego es Zeus; originariamente se le consideró como un dios del cielo, del clima y los ciclos agrarios;

 después fue protector de la confederación de ciudades latinas y, con el tiempo, adoptó atributos acordes al Estado romano como la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes, aunque mantuvo el ser portador del rayo como Zeus; y, al igual que él, finalmente se convirtió en el dios de los dioses.

Finalmente, 

a 350 m, 

se encuentra por este orden: la cabeza de un dragón al modo occidental, 

con dientes y mirada perversa, 

el perfil de un Dios-sol/Apolo, 

la personificación del ideal de belleza masculina y el dios griego de la luz, el sol y la medicina; 

hijo de Zeus y la titan Leto, su hermana melliza era Artemisa. En la mitología griega, Helios 

se identificaba con el dios de la luz, Apolo; su equivalente en la mitología romana era el Sol Invictus; 

y el relieve de una cabeza de equino.

Cuando llevo 700m, atento al track, acometo monte arriba un fuerte y corto ascenso, en busca del sendero que me saca de la rambla por la derecha; en la pista asfaltada de Las Llanas, 

veo la cabecera de la Rambla del Cigarrón por la que transitaré después; 

en 800 m, 

dejo el asfalto por el Sendero de los Cardos; 

cuando llevo 300 m, en una curva muy cerrada y antes de acometer un buen desnivel, hay que ir muy atento a tomar por la izquierda, el escondido y salvaje Sendero del Musgo.

Haciendo honor a su nombre, pisaremos por el alfombrado musgo a tramos, encontrando alguna madreselva y zarzaparrillas; 

en una bifurcación de senderos, continuamos por la izquierda cruzando la frondosa Rambla de la Hiedra; 

a su salida, hay que prestar atención para dejar el trazado en subida por la izquierda; la traza senderil conecta con un sendero trialero que seguiremos en fuerte ascenso; 

me saca al Sendero de los Mojones; lo sigo por la izquierda a la pista asfaltada de las Llanas. En 400 m, salgo desde la curva por pista en desuso de cazadores (los findes puede haber actividad cinegética), 

se hace sendero 

y desciende por el ramblizo subsidiario de la Rambla del Cigarrón en el que acaba; 

apenas he caminado rambla arriba unos metros, en un estrechamiento rocoso, 

utilizo la pendiente de su izquierda, para subir monte través unos metros y conectar con el Sendero del Mayano con vistas de Torre Guil, el valle del Guadalentín y Sierra Espuña.

Desciende de forma abrupta 

hasta enlazar con el Sendero del León, antes de llegar a esa cabeza rocosa que le da nombre, 

se inicia un sendero trialero por la izquierda, se bifuca enseguida, continuo por el de la derecha con mas pendiente al cortafuegos con los cables del tendido eléctrico.

Cortafuegos abajo, y recto cortando un sendero, alcanzo una zona de repoblación; echando mano del track y la foto del blog, en una bifurcación de la vereda muy poco visible, 

sigo por la derecha apartando ramas en los primeros metros; poco después se despeja y acaba junto a la Rambla del Cigarrón, enlazando con el track de la ida por donde podemos volver. La otra opción para no solapar el track y añadir algo de dificultad, es la que elijo: ramblizo arriba, 

hago una casi trepada y me encaramo al sendero que bordea el ramblizo,

 pasando por devoto pinar 

de vuelta al coche.

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