Sendas de las Columnas, Perdida, Viejo Guarda, Mojones y Variante-Rambla Pétrea



Salimos desde el aparcamiento de la Carretera la Paloma, 

por la parte trasera de la Arrixaca en el Palmar. Cruzamos la zona urbanizada por debajo de la A-30, tomamos el sendero a la derecha bordeando el cementerio de la Alberca; 

sin tocar asfalto, seguimos a media ladera por estrecho sendero con raíces de pino, 

cruzamos la carretera al Valle Perdido a la altura del Vivero Forestal 

entrando en territorio anuro.

Al cruzar la Rambla del Valle, ascendemos por sendero paralelo a la Carretera al Sequén; torcemos por el Sendero de las Columnas y, tras largo ascenso,

 pisteamos hasta el cruce con la Senda del Ismael en los Cerrillares, donde cambiamos de dirección por pista a la derecha; se convierte en la Senda Perdida, sendero trialero que pasa por Peñas Negras y corta la Rambla de las Cabezas.

Pasamos junto a las ruinas de una antigua casa scouts, vadeamos la Rambla del Puerto 

y dejamos atrás las Casas del Civil; cruzamos bajo la Autovía Murcia-Cartagena por la pista de las Llanas en la Sierra del Puerto, la dejamos por sendero en subida, con vistas del valle del Guadalentín, Carrascoy y Sierra Espuña.

Nos tiramos por el rápido y disfrutón Sendero del Viejo Guarda de las Llanas,

 acaba en la pista a las casas de la finca; seguimos unos metros a la izquierda, 

para coger a la derecha el Sendero de los Mojones; vamos atentos a introducirnos por una traza senderil oculta que hago a pie; ya va siendo sendero con el paso de las primeras bicis y senderistas; transcurre paralelo a la Rambla de la Hiedra. Tras el nuevo goce, enlazamos con el sendero pateado de la falsa calzada romana; 

por la derecha, cruzamos un ramblizo, llegamos al cruce pistero con puente de tuberías sobre la Rambla de la Hiedra; lo cruzamos e iniciamos un ascenso; la pista termina en un cruce de sendas. Nosotros, por la izquierda buscamos el curso rocoso de la resbaladiza Rambla Pétrea.

Salimos al Cordel de los Valencianos, a la derecha pasamos por las Cuevas hacia San José de la Montaña, para dar saltitos por los toboganes del Huerto de los Olivos, 

tiro de frenada sorprendido, porque veo por primera vez en mi vida, una bandada de Pavo cristatus, pavo real de la India o pavo real de pecho azul, una especie de ave galliforme;

 venerados en la India y admirados en otras culturas, a causa del extraordinario abanico policromado (azul cobalto iridiscente, con reflejos verdes, bronces y cobres) que constituye la cola de los machos; 

las hembras tienen las alas marrones oscuras, no poseen el vistoso abanico del macho y su parte inferior es blanquecina; 

solo nos resta pasar por el depósito de la Paloma al aparcamiento, en una ruta remarcable.

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