Monsanto
Comenzamos a caminar calle arriba, por esta freguesia portuguesa del municipio de Idanha-a-Nova, distrito de Castelo Branco, una Aldea histórica de Portugal, construida en piedra granítica, se la denomina popularmente "a aldeia mais portuguesa de Portugal" (la aldea más portuguesa de Portugal), el pueblo aplastado por la roca.
Pasamos junto la renacentista Capela de la Misericordia
y la Torre de Lucano, un campanario medieval del siglo XV con el gallo de plata, símbolo de Portugal;
una plazoleta nos muestra la Picota del siglo XVI de base octogonal, su columna está apoyada en un basamento y en la parte superior, una pieza cilíndrica redondeada y decorada con esferas.
El improvisado mirador sobre el paisaje adehesado,
deja paso a la estrecha calle que gira a la izquierda,
donde vemos la Fonte das Caldeiras;
en un escaparate aparecen las Marafonas, muñecas de trapos hechas a partir de una cruz, a las que en Monsanto se le atribuyen mágicas virtudes al proteger el hogar y los campos de los rayos de las tormentas. Simbolizan a la diosa de la Fecundidad, no tienen ni ojos ni boca. Dice la leyenda que para no ver ni hablar, pues se pone debajo de la cama de los novios la noche de bodas. Su fiesta se celebra el día 2 de Mayo (día de la Cruz de Mayo).
Echo un vistazo a una de las pequeñas grutas, formadas por los inmensos bolos que componen esta geomorfología;
dejo momentáneamente el empedrado camino,
para derivar un corto tramo al enorme Penedo do Pé Calvo, ejemplo de meteorización física;
paso junto a otra covacha,
alcanzando el cruce con la subida final al Castillo de Monsanto,
fortificación defensiva gracias a la Orden del Temple,
por ser frontera con el entonces Reino de León; tuvo dos puertas de acceso, una torre del homenaje (desaparecida) y cuatro torres vigía. Muchas de las piedras que se han desprendido de la montaña, han servido para construir las casas, su mayor reclamo turístico.
Tras recorrer sus murallas y examinar panorámicas y detalles,
volvemos al cruce para continuar hacia la torre campanario,
ermita y necrópolis de San Miguel,
donde hacemos una breve parada de reflexión;
las diseminadas sepulturas están excavadas en afloramientos rocosos, tienen formas antropomorfas, trapezoidales o rectangulares;
poco mas adelante vemos las cazoletas excavadas en la roca, que bien pudieron servir para la molienda o la ofrenda sagrada.
La traza rocosa se interna entre las espectaculares formaciones graníticas,
vemos un inmenso hito de rocas superpuestas,
mientras comenzamos a descender con vistas del pueblo
y de varios penedos gigantescos con distinta fisonomía;
el sendero acaba
con las primeras casas encajadas entre las moles rocosas al modo troglodita.
De vuelta al mirador, vemos la fuente de un palacete
y rodeamos la Iglesia Matriz o de San Salvador.
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