Guadalajara monumental

Accedemos a Guadalajara por la Avenida del Ejército en busca de aparcamiento, ya que no hay Área de Autocaravanas para nuestro vehículo. Tras dar muchas vueltas, consigo hueco en la zona de la Parroquia Beatas de Jesús (Av. Pedro Sanz Vazquez). Partimos caminando a recuperar la Avenida del Ejercito, 

para seguirla por la izquierda

 al Palacio del Infantado,

 “único en su género”, peculiar muestra del arte universal, mezcla entre palacio y fortaleza y de estilos gótico isabelino con elementos renacentistas.

 El duque Íñigo de Mendoza mandó erigirlo como muestra de su poder y posición. 

Debido a su magnificencia, los reyes Felipe II -Austria- y Felipe V -Borbón- lo eligieron para celebrar sus bodas.

Su fachada está labrada en caliza traída especialmente de Tamajón y la portada inspirada en los esquemas utilizados en los palacios mudéjares del siglo XIV. 

Los elementos decorativos más destacados son unas puntas de diamante en toda la fachada;

 en el interior, el patio de los Leones 

premia la ornamentación sobre los valores arquitectónicos; profusamente decorado con relieves escultóricos, 

dominando los leones en la arquería baja y los grifos en la alta, todos ellos rodeados de escudos, otros emblemas heráldicos y decoración epigráfica y vegetal.

El Museo de Guadalajara 

ocupa la totalidad del edificio y custodia los objetos más relevantes del Patrimonio Cultural mueble de la provincia; sus colecciones se dividen en tres secciones: Bellas Artes, 

Arqueología

 y Etnografía; 

propone un recorrido de carácter antropológico que incide en las ideas de vida, muerte y religiosidad de las culturas que han poblado Guadalajara desde el paleolítico hasta el siglo XX; 

dispone de otra área de exposición permanente “El Palacio del Infantado. Los Mendoza y el poder en Castilla”.

En 2022 se firma un acuerdo entre el Ministerio de Cultura y la Consejería de Castilla-La Mancha para convertir el palacio en una subsede del Museo del Prado, mediante la cesión de obras no expuestas actualmente en la pinacoteca.

En la planta baja

 se conservan algunas de las salas de honor, 

en las que se pueden contemplar la decoración de pintura mural del siglo XVI, 

hoy este espacio es un área de exposición permanente del Museo en el que se interpreta el Palacio del Infantado

 y el linaje que lo ordenó construir: la poderosa familia Mendoza.

Se conservan algunas de las salas bajas, que pintores italianos decoraron a fines del siglo XVI, por encargo del quinto duque del Infantado; 

entre ellas destaca la sala de Crono, con la imagen de este dios y una serie de símbolos del Zodiaco; la gran sala de las batallas, cubiertas con pinturas al fresco de Rómulo Cincinato, representando múltiples y movidas escenas de la historia militar de los Mendoza; otra sala magníficamente decorada en sus techos es la de Atalanta, en la que aparecen cinco escenas de la leyenda que protagoniza esta diosa junto a Hipómenes,

Seguimos desde la estatua de D. Pedro González de Mendoza

 por la calle Miguel Fluiters, levantada en obras, nos obliga a dar un rodeo, sin poder acceder por la calle teniente Figueroa tanto a la iglesia de Santiago Apostol, como al Palacio Antonio de Mendoza; recupero el track en la Calle Ingeniero Mariño a la altura del Convento Carmelitas Descalzas de San José,

 construido a partir de 1625, según trazas del arquitecto carmelita fray Alberto de la Madre de Dios; 

en la fachada de la iglesia, a izquierda y a derecha, los escudos de los fundadores del convento, Frías y Mendoza; en la portada del convento figura el escudo del Carmelo.

Poco mas adelante se encuentra la Concatedral de Santa María,

 iglesia mudéjar con puertas de ladrillo y arcos de herradura apuntados,

 construida durante el siglo XIV; se suceden en su interior capillas, lápidas, altares y otras obras de arte. 

El campanario está recubierto de ladrillo y cuenta con ocho campanas.

Rodeamos por Bejanque 

subiendo por el fuerte al Convento de San Francisco, alberga el Panteón de la familia Mendoza; 

seguimos por las instalaciones del Taller y Centro Electrotécnico de Ingenieros del Ejército

 y descendemos al Parque de San Roque, 

para visitar el Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo, acaban de cerrar ya que son las 12,30 h; 

la ciudad de Guadalajara debe al mecenazgo y a la filantropía de María Diega Desmaissieres, duquesa de Sevillano, uno de los mejores conjuntos arquitectónicos de finales del siglo XIX, el panteón dotado con planta de cruz griega, rigurosamente simétrica, destacan la riqueza de materiales y la perfección de su acabado, con cierto aire bizantino.

Caminamos entre el Parque de San Roque y Adoratrices,

 observando los trabajos murales de “La Poesía anda por las calles” que jalonan el recorrido

 hasta la Calle San Roque 

y el Parque de la Concordia; 

cruzamos la carretera N-320a 

para internarnos por la Calle Mayor;

pasamos por la Plaza Jardinillo y la Iglesia de San Nicolás,

 cuya fachada de ladrillo destaca la portada barroca de piedra y la estatua de la Fe;

 después la gran Plaza Mayor donde se ubica el Ayuntamiento, tiene forma cuadrada y soportales en un lateral; 

volvemos por la Plaza Dávalos, a enlazar con el track de la ida en el Parque de la Huerta de San Antonio.

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