Santuario Ibero-Romano de Cueva Negra

Accedemos desde Fortuna por el Camino de la Cueva durante 3 km, al aparcamiento de Cueva Negra, dejamos los coches junto al área de mesas y barbacoas en la vertiente sur de la Sierra del Baño.

Caminamos en subida por la pista acondicionada, 

con vistas del ruinoso cortijo del Moño,

hacia el Santuario Ibero-Romano de Cueva Negra, aunque el abrigo tuvo un uso prolongado desde la Prehistoria, no se hayan conservado restos materiales de época romana, ya que el suelo ha estado sometido a intensos procesos erosivos, que han alterado completamente la apariencia del interior de la Cueva en los dos últimos milenios.

Cueva Negra era un santuario religioso ya en época ibérica, los romanos mantienen esa tradición pero adoptándola a sus usos y costumbres. La equidistancia de los dos yacimientos ibéricos: Castillejo de los Baños

 y Castillico de las Peñas, 


respecto de la Cueva, podría ser un dato que confirmara este planteamiento.

Los romanos que viajaban a Fortuna realizaban un circuito completo, implicaba desplazarse hasta los baños termales, 

donde tomar las aguas terapéuticas de forma ritualizada, esperando la solución a sus enfermedades, acercándose posteriormente hasta Cueva Negra, 

para dar las gracias por su mejoría física, depositando sus exvotos y otras ofrendas, muestra de ello son las inscripciones Tituli Picti, 

conjunto de textos latinos escritos en sus paredes con pintura roja casi todas en verso, fueron descubiertos en el año 1981; la mayor parte fueron realizados a lo largo de los siglos I y II d.C.;

 conforman un conjunto epigráfico de casi cincuenta textos; son inscripciones únicas en todo el Imperio romano 

junto con otras halladas en Turquía, atestiguando celebraciones o cultos a divinidades romanas o pasajes de la obra de Virgilio y han posibilitado avanzar en el estudio de la Historia religiosa del mundo romano, de la Hispania ibera y romana y de la Región en la Antigüedad.

Son numerosas las referencias a divinidades en los grafitos de la Cueva Negra, la mayor parte de ellas de carácter salutífero o relacionadas con el agua; las divinidades que en más ocasiones aparecen citadas en las inscripciones de la Cueva Negra son las Ninfas, Baco y a la Magna Mater.

Desde Homero se hallaba fijada la mitología de las ninfas en tres divisiones: de las montañas, de las aguas y de los campos. En el caso de la Cueva Negra nos encontramos lógicamente con las de las Aguas (náyades), 

apareciendo éstas siempre relacionadas con las aguas, ya sean corrientes o estancadas y con las dotadas de virtudes medicinales, como las de Fortuna. Cueva Negra, en la que había un nacimiento de agua y los montes que la rodean, sería el Santuario de las ninfas, ya que no se les erige templos.

Los textos romanos hablan de las ninfas y del agua. Según la tradición a los niños recién nacidos se les bañaba con el agua de la Cueva, que se consideraba "Santa", 

siendo también recogida la víspera de la Pascua para ser bendecida al día siguiente y distribuirla entre todas las familias para purificar casas, animales y tierras. 

Igualmente se usaba para socorrer a enfermos y moribundos, que la bebían, e incluso para mojar la boca de los difuntos inmediatamente antes del entierro.

Según la tradición en la Cueva había grandes serpientes que salían del manantial y que mamaban la leche de las ovejas. Asimismo se cazaban serpientes que eran sacrificadas en la Cueva Negra para fabricar ungüentos curativos. 

Los textos romanos hablan de la festividad que se celebraba en las kalendas de abril. La tradición ha conservado la costumbre de acudir a la a la Cueva Negra en la Pascua de Resurrección a celebrar la 'Mona'.

Tras constatar que nombre de Cueva Negra no es casual; buena parte de la pared del abrigo es de color negro, en parte por la utilización de pintura, en parte por la acción de hongos y líquenes; la pintura fue aplicada sobre la superficie de la Cueva ya en época romana, y sobre ella escribieron los textos en rojo; esto lleva a admitir que ya en época romana se conocía el abrigo como Cova Nigra.

Al desplazarnos de izquierda a derecha por los tres abrigos rocosos abiertos al Sur, 

vemos brotar la fuente natural de agua en dos ocasiones, 

una de ellas dentro del panteón enrejado. 

Tras visitar el Castillico de las Peñas y Cueva Negra, 

toca seguir viajando en coche al Castillejo de los Baños y los Baños Romanos de Fortuna.

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