Ulea-Mirador del Corazón de Jesús-Salto de la Novia-Pila de la Reina Mora-Barranco de las Coberteras
Accedo a Ulea desde la A-30 por la salida 116, aparco en la Calle Av. Reyes de España;
parto caminando por la calle Binondo hacia el centro histórico,
giro a la derecha por las calles Odonell y Ramón y Cajal, ascendiendo junto al Centro Juvenil a la falda de la Sierra del Cristo,
en busca de los escalones que se retuercen entre miradores sobre Ulea,
en corta subida
alcanzo la cima donde se halla el Mirador del Corazón de Jesús.
Inicio el descenso
tras el disfrute de una panorámica soberbia sobre el Valle de Ricote o valle morisco, se extiende por los municipios de Cieza, Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea, Villanueva y Archena;
sus sistemas de azudes, acequias, azarbes, norias y aceñas ha perdurado durante siglos; se encuentra encajado en el tramo alto murciano de la Cuenca del Río Segura (en latín Thader, en árabe Oled Al abyad -río blanco-),
con un ramillete de huertas aprovechando terrazas y depresiones entre los corredores montañosos,
en los que han labrado sus cauces barrancos y ramblas como las del Judío, Moro, Tinajón en la margen izquierda y las de la Cuna, Benito, Mayés y Carcelín en la margen derecha.
Enlazo a la salida de la población con la Calle Arriba, para visitar la Noria de Villar Felices;
las norias son de la época árabe, aún se usan elevando agua a canales más altos para regar tierras en las dos orillas del río.
Con la creación de las villas rústicas romanas, se mejoran las infraestructuras de regadío procedentes de las actuales acequias,
sin embargo hasta el siglo XIX no se crean la mayoría de las norias de la zona.
Poco mas adelante,
realizo otra parada en el Mirador del Salto de la Novia
y su Yacimiento Arqueológico,
con restos murarios de mampostería pertenecientes a casas y una balsa de encofrado con mortero de cal, planta rectangular y de 13x5 m de ancho.
Tras 460 m, giro a la derecha en ascenso por camino encementado en su inicio,
sigo a la derecha para acometer el ascenso por un barranquete; enlazo con la pista que va rodeando la Sierra del Castillo;
en una de sus curvas,
parte una trocha zigzagueante, señalizada con un mojón,
que nos aupa al Mirador del Águila,
de panorámicas fantásticas sobre las Sierras del Salitre y Chintre con el Alto del Solvente;
detrás queda una corta trepada a la cima lomera,
donde se halla una desvencijada antena azotada por el viento.
Queda el ascenso final por suelo rocoso y matorral disperso,
hacia la cima donde se encuentra La Pila de la Reina Mora,
una oquedad excavada en la roca de planta rectangular, de de 1,60x1,20 m y otro tanto de profundidad, se corresponde con una atalaya medieval islámica (s. XI-XIII), emplazamiento de alto valor estratégico, ya que controlaba el paso natural por el valle mediante, señales con los castillos de Archena, Losiella (Puerto de la Losilla), y Alarbona, refugio del mítico Aben Hud, a cuyos pies se asienta Ricote.
Inicio el descenso por el track de la ida, extremando la precaución ante la pendiente y el terreno suelto; en el destrepe, aunque fácil, el gps debió asustarse, reinició con un recto hasta que no decidí, ya en la pista, aventurarme monte abajo a explorar por el Barranco de las Coberteras, opuesto al Sevilla; desciendo sin cruzar el barranquete a mi derecha por una trocha cabrera;
un murete de contención muestra que, por el fondo del barranco, no se puede transitar; así que continuo orillándolo, incluso dejando la trazada poco definida que llevaba;
la retomo atravesando un ramblizo, paso por encima de una loma de tierra
y echo un vistazo desde un pequeño promontorio,
para elegir entre derecha o izquierda hacia el barranco y la finca de limoneros.
Por la izquierda no tuve problemas en aterrizar sobre el cauce del barranco,
un obstáculo, me hace dar un pequeño rodeo por el huerto
a la pista de salida hacia La Cunas;
de vuelta a Ulea, me desvío
para ver en la Plaza Calvo Sotelo, el Templete del Henchidor,
donde se realiza el ceremonial baño de la Santa Cruz cada 3 de Mayo. Se purifican así las aguas que riegan la huerta, asegurando la fertilidad y calidad de la cosecha, sumergiendo la Reliquia que contiene una parte del Lignum Crucis de la Santa Cruz.
Por estrecha calle
salgo a la Plaza Constitución, donde se encuentran el Ayuntamiento, la iglesia de San Bartolomé
y la Casa del Cura diseñada por Gustave Eiffel;
el propietario José Ríos Torrecillas se dedicaba a la exportación de frutas y tenía un puesto de venta en el Mercado Central de Paris, en uno de sus viajes trabó amistad con Gustave Eiffel, al que recomendó una visita al Balneario de Archena como remedio para sus dolores articulares y este le diseño la casa.
Cruzando por el Mercado Semanal de los Lunes
llego al aparcamiento.
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