Ruta de las Caleras y Hornos de Yeso de Algezares
Accedo al aparcamiento del Santuario de la Fuensanta,
cuya construcción empezó en 1694 sobre los restos de una antigua ermita medieval, es de estilo barroco, con dos ángeles sosteniendo el escudo del cabildo catedralicio de Murcia en el portal central y, en el centro, la figura de la Virgen de la Fuensanta patrona de Murcia.
El santuario se encuentra aún al cuidado de las monjas benedictinas, esta comunidad que ha vivido y trabajado junto al Santuario, se trasladará al monasterio de Alba de Tormes (Salamanca) tras más de cuatro décadas de presencia religiosa en la Región Murciana.
Tras echar un vistazo a Casa del Cabildo o del Sacristán, edificio construido entre los siglos XVII y XIX, cuya fachada se encuentra policromada y realizada en mampostería;
elevado sobre la vega murciana;
continuo desde la ampliación encementada y elevada sobre el aparcamiento,
al sendero de la Cruz Blanca,
corto la carretera y asciendo al viejo polvorín de la Guerra Civil;
pasado el mismo, asciende una trocha a lo alto del cerro,
pero hay que dejarla cuando se asoma a los cortados con grandes vistas sobre el Eremitorio de la Luz
y descender a la carretera bordeando una vieja cantera.
Al cruzar la carretera hacia el cruce a la Balsa Redonda del Valle, continuo por el sendero que se interna por el Barranco del Sordo
hasta la curva a los Teatinos,
para ascender pisteando junto al boscoso barranco.
Termina en la pista asfaltada de final privado, pero antes, junto a unas ruinas
asciendo por la empinada y larga Senda Amarilla PR-MU 22; abrupto, muy erosionado, con tramos de grandes piedras y raíces, agrava su pendiente en un par de ocasiones,
la segunda en un estrechamiento escalonado y rocoso;
se hace dura de acabar,
y lo hace en el Mirador de la Naveta
con vistas espectaculares de la ciudad de Murcia a un lado, y de la Cresta del Gallo, el paisaje Lunar, La Naveta y Murallas de King-kong al otro.
Tras recuperar el resuello, cruzo la pista tomando el Sendero de la Cuscuta, planta que carece de clorofila, siendo incapaz de realizar la fotosíntesis, depende de las plantas parasitadas para su nutrición.
Lo dejo a la vista de la Casa de la Naveta,
para retomar la pista durante 90 m y entrar unos metros por la izquierda, donde tomar el escondido Sendero de las Albaidas;
en Murcia se han usado las ramas finas, lisas y flexibles, para hacer los marcos en la cría del gusano de la seda y ocasionalmente para la fabricación de escobas.
Disfrutando de las vistas y las plantas,
derivo por la derecha en descenso al inicio de un barranquete, enlazando con el sendero
que desciende a la carretera de subida al Área recreativa de la Cresta del Gallo.
Atajo por una de sus curvas cerradas junto a un puente;
en 165 m, sigo atajando en descenso por traza senderil de tramos rojizos,
a la carretera que baja del Área de la Cresta del Gallo;
remonto por asfalto 190 m, para introducirme por el Sendero de las Caleras,
bordeando la Cota de 302 m con vistas de Algezares.
El topónimo Algezares procede del árabe “Al-yessar” (tierra de yesos); una apertura permitía a los trabajadores acceder al interior del horno, cuya estructura abovedada contenía la leña y, sobre ella, se disponían las piedras ricas en yeso -o aljez-, cociéndolas durante unas 10 horas. Una vez deshidratado, el yeso era trasladado a las eras de molienda, donde se trituraba y quedaba preparado para su uso en la construcción.
Enlazo con otro sendero,
lo dejo cambiando de dirección a la derecha, camino por estrecho y matorralero sendero,
en claro descenso hacia las antiguas canteras de yeso (o minas a cielo abierto explotadas desde los árabes);
los antiguos Hornos de Yeso con restos de silos, conforman las caleras donde las piedras de yeso (aljez), asociadas a la caliza, se cocían en hornos creando óxido de calcio (cal), mediante la calcinación de la piedra caliza a 900 grados, se trituraba y transportaba para su venta.
Voy explorando las ruinas de los hornos en distinto grado de conservación,
covachuelas
y caleras
con piedras de yeso en el suelo;
el terreno roto con piedra suelta y fuerte inclinación obliga a extremar la prudencia apoyando bastones.
El sendero, tras dos caleras dobles,
se hace pista y acaba en la primera curva cerrada de la carretera hacia Algezares; solo me resta cubrir la corta subida al aparcamiento.
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