Deyá

 

Accedemos desde Palma de Mallorca primero por la Ma-1110 a Valldemossa y después por la Ma-10, aparcando gratuitamente y sin problemas (al ser temporada baja) a la entrada de Deyá (39°44'42.17"N 2°38'44.64"E).

Caminamos unos metros por pasarela junto a la carretera y descendemos por escaleras admirando el paisaje aún con tintes otoñales y fuerte viento, 

entre floridas huertas 

alcanzamos el cruce con el Camino Es Clot por el que volveremos.

Deyá, encauzada entre las montañas de Tramontana que dan paso al mar Mediterráneo, se reparte en la zona de la montaña de Teix, con sus casitas de color ocre y realizadas en piedra dispuestas arremolinadas sobre la falda de la loma.

Giramos por la derecha paralelos a un arroyo al primer cruce, 

lo seguimos por la izquierda en subida escalonada, 

dejamos una fuente

 y seguimos en subida entre olivares pintorescos, 

rodeando la Parròquia Sant Joan Baptista, 

el museo parroquial

 y el recogido cementerio

 con vistas; 

en él yacen enterrados muchos de los pintores, músicos y poetas que han vivido en Deià y que vinieron principalmente en la década de los 60 y 70. 

Uno de los primeros visitantes en enamorarse de Deià fue el célebre escritor Robert Graves cuya tumba es hoy casi un lugar de peregrinación.

Hasta la reconquista cristiana en 1229, la forma de Deyá, tal como lo conocemos hoy, se remonta a la ocupación musulmana, entre los siglos X-XIII, 

cuando sus habitantes comenzaron la construcción de terrazas y sistemas de riego, que llevaron a un desarrollo agrícola exitoso en el área. 

Precisamente su nombre proviene de la ocupación morisca al llamarla 'Ad-Daya' que tiene el significado de pueblo.

Dejamos la Calle Ramón Llull 

e iniciamos un acusado descenso por la Calle de Casa Pabó, 

con muestras de artesanía y extravagantes esculturas; 

el poeta inglés, novelista y estudioso, Robert Graves, fue uno de los primeros extranjeros en establecerse en el pueblo, escenario de muchas de sus historias. Su casa es ahora uno de sus varios museos, conserva el mobiliario y decoración originales, así como un agradable jardín.

Finalmente cruzamos entre el lavadero

 y la balsa

 para enlazar con el track de la ida al aparcamiento.

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