Las dos Rutas de las Caras, Ramblas de la Hiedra y Cigarrón

Accedemos desde la autovía Murcia-Cartagena, por la rotonda de la Paloma (Salida 150) hacia el Castillo del Portazgo, giro a la derecha en el segundo cruce antes del parking; el Camino de los Melgarejos pasa frente a la Yeguada de Lo Pertiguero, dejando los dos primeros cruces, en el inicio del tercero a la derecha, se encuentra el aparcamiento bajo pinar (37°54'44.42"N 1°10'24.56"W).

Enfrente de la pista, desciende un sendero pateado

 al fondo de la Rambla del Cigarrón; la cortamos para ascender por pista

 hacia la Casa del Pino,

 la bordeamos

 en descenso al cercano cruce con una finca vallada; la vamos rodeando para tomar en descenso una pista enfrente de su entrada; nos conduce al cruce de senderos donde se encuentra “El Indio”.

Continuamos por el sendero de la izquierda pasando junto a dos pozos, relacionados con el canal entubado que transcurre por la Rambla de La Hiedra; 

al cruzar el inicio de un ramblizo

 observamos a “Carapino” 

y poco mas adelante veremos al “Orejas”.

Enlazamos con pista y cruzamos el puente sobre la Rambla de la Hiedra, paralelos a la misma en una pared vemos la “Figura Bicéfala” y,

 13 m mas adelante, el dúo

 formado por “El Durmiente” 

y “El Asustao”.

Retrocedemos al cruce pasando el puente de nuevo, emprendemos una larga subida

 por camino con firme rocoso, donde quedaron marcadas en la piedra las huellas de las carretas

 que transportaban piedra de una cantera cercana.

A nuestra derecha vemos en una gran roca el relieve de un cocodrilo, 

antes de alcanzar el Collado (256 m) y la pista asfaltada de las Llanas; enfrente se inicia un sendero bajo pinar

 que desemboca en la Rambla del Cigarrón; 

solo tenemos que ir atentos descendiendo por la misma, a las figuras talladas en la arenisca que iremos encontrando.

En una de sus múltiples curvas, escondido a la derecha, han puesto un coqueto belén de rechonchas figuritas; 

extrañados vemos por primera vez en una adelfa/baladre, que sus hojas están cubiertas de una capa blanca algodonosa parecido a un trozo de chicle, provocada por un hongo que cursa la enfermedad del oídio.

Rodeamos por la derecha un estrechamiento rocoso; 

los paredones de arenisca se encuentran muy erosionados y originan constantes derrumbes a lo largo del lecho ramblero; 

en el centro del camino 

encontramos el relieve de una cabeza de equino

 y el perfil de un Dios-Sol/Apolo, 

la personificación del ideal de belleza masculina y el dios griego de la luz, el sol y la medicina; 

hijo de Zeus y la titan Leto, su hermana melliza era Artemisa. En la mitología griega, 

Helios se identificaba con el dios de la luz, Apolo; su equivalente en la mitología romana era el Sol Invictus.

En 30 m, a nuestra derecha, veremos la cabeza de un dragón al modo occidental, con dientes y mirada perversa; 

bajo los estratos de arenisca y los tramos de roca en el cauce, vamos progresando 

pendientes a nuestra derecha y elevada unos metros de la cabeza esculpida posiblemente de Júpiter, el padre de la luz y principal dios de la mitología romana, su equivalente griego es Zeus;

 originariamente se le consideró como un dios del cielo, del clima y los ciclos agrarios; después fue protector de la confederación de ciudades latinas y, 

con el tiempo, adoptó atributos acordes al Estado romano como la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes, aunque mantuvo el ser portador del rayo como Zeus; y, al igual que él, finalmente se convirtió en el dios de los dioses.

En 130 m también por la derecha sobresale en curva la escultura de la cabeza del Dragón Chino; la palabra dragón deriva del griego drákōn (serpiente, dragón) y de la familia de un verbo que significa mirar fijamente, aplicada a la mirada de las serpientes;

 la mitología china lo trata como un ser legendario y poderoso, emblema de emperadores (denominados como hijos del dragón en la sociedad feudal), heraldos de buena fortuna, a diferencia de sus iguales en occidente, a quienes las historias les describen como aterradores, agresivos, exhalando fuego a su paso, destructivos, malvados y codiciosos; utilizados en la iconografía católica o en la literatura, representaba los vicios y la maldad, contra los que un Santo o Príncipe que representaba al bien, luchaba y derrotaba. 

Forman parte del emblema del folclore y el arte chino, por delante del japonés o coreano, presente desde tiempos inmemoriales en muchos proverbios, documentos, templos y santuarios, mitos y leyendas, festivales y piezas artísticas. 

En China, las historias relatan que el dragón tiene poderes que controlan los fenómenos meteorológicos, siendo capaces de invocar la lluvia durante una sequía, también poseen la facultad de espantar espíritus malévolos y dar protección a los inocentes, representando la abundancia, la buena fortuna, el poder y la nobleza del alma. 

Suelen representarse danzando entre las nubes, como una gran serpiente con una hermosa perla, fuente de poder que les permite ascender a su mundo divino y regresar a la tierra cuando quieren.

Poco mas adelante, 

enlazamos con el track de la ida y, finalmente ascendemos al aparcamiento.

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