Divertidas trialeras en la Sierra de Burete

 

Acceso desde la Autovía RM-15, Salida 50 La Paca (RM-504), aparcamos unos metros antes del desvío al Albergue Coto Real.

Partimos pedaleando con -0.5º por la carretera hacia La Paca,

 enfrente de la pista de entrada a la Hoya de Don Gil y antes de llegar a la casa del Prior, tomamos una pista con cadena que nos irá subiendo largo y tendido, 

entre el Cerro de las Fuentes y el Bancal de la Sierra en la Sierra de Burete; pertenece en su mayoría al término municipal de Cehegín; declarada (ZEPA), ZEC y Área de Protección de la Fauna Silvestre junto con las sierras de Lavia y Cambrón.

Enlazamos con el Camino del Reventón, seguimos por la izquierda al Pico del Águila (1185 m) 

para comenzar el largo y entretenido descenso por el Barranco de la Morra del Canalón, bordeando una cantera; pisteamos un tramo antes de tomar un sendero atajando paralelos a la pista al Collado del Charco, donde seguimos por pista a los cortados de las Solanas del Romero; 

tras trialera divertida, alcanzamos Collado Blanco para realizar la segunda trialera, a costa de tener que ascender por pista de vuelta rodeando la Morra del Sestero.

Tras descender unos metros, giramos a la izquierda en subida por sendero al Collado del Pinar, una zona de abundantes madroños, aunque ahora no sea su época. El madroño (Arbutus unedo), no suele superar los 10 m de altura, su crecimiento es muy lento y su vida ronda los 15 años; desarrolla unas flores blancas tirando a rosadas, en forma de campana, pequeñas y de una gran belleza. 

Florece en otoño y estas flores crecen en ramilletes colgantes, darán lugar a bayas globosas, rugosas y de color rojo cuando están maduras, ya que va pasando del verde al amarillo, al naranja y, tras madurar, al rojo oscuro. Con sus frutos se preparan gelatinas, mermeladas, confituras y aguardiente. Una vez cocinado es apropiado para aderezar carnes, caza y también para acompañar frutas tropicales; tiene propiedades como antiinflamatorio, antibacteriano y antioxidante. 

Su nombre científico unedo, del latin “edo”: comer y del numeral “unus”: uno, viene a significar “comer uno solo”, recordando la fama que tiene de embriagar, tanto los pájaros que lo picotean, como a las personas que se atiborran con la dulzura de sus frutos maduros ya que empieza su fermentación alcohólica cuando aún está colgando del mismo árbol. 

Los griegos clásicos hacían flautas con su madera; los pajareros en la España del siglo XVIII, usaban las semillas para coger pájaros en invierno; en Libia se usan las raíces para teñir de rojo las pieles; los romanos lo consideraban un árbol sagrado y su fruto figura en el Escudo de Madrid. La mejor fecha para degustarlos es la última semana de Octubre.

Tras vertiginoso descenso por la Cuesta del Cartón, llegamos al Barranco del Cojo y al Albergue Coto Real, 

antigua casa forestal con capacidad para 30 personas distribuidas en cinco habitaciones; 

 su nombre proviene de que, en el siglo XVIII, la necesidad de construir muchos barcos, para que la Marina Española defendiera las fronteras marítimas del reino; 

la Marina, por orden del rey Fernando VI en 1748, pasaba a ser la propietaria de los bosques, en una franja de tierra de unos 130 Km desde el mar hacia el interior, siendo la Sierra de Burete, una de más diezmadas en madera de pino, para surtir los astilleros de Cartagena.

Realizamos el endurero Barranco de Juan Cojo

 sorteando rocas, matorral con algún árbol caído; 

acabamos en el Área Recreativa de la Fuente del Piojo, 

solo nos resta volver a la carretera por nuestra izquierda al aparcamiento.



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