Pollensa

 

Situada en el norte de la isla es un pequeño municipio de angostas callejuelas que rodean la plaza principal llena de cafés, restaurantes y bares. Durante la primera mitad del siglo pasado, se convirtió en una colonia poblada por artistas, escritores y músicos que descubrieron la belleza de la región.

Accedemos desde Palma por la Ma-13 y Ma-2200, hemos venido en domingo para comprar mas sobrasadas en El Mercado de Pollensa, aunque dispone de una variada propuesta en productos alimenticios, textiles y artesanales. Nos cuesta encontrar aparcamiento y lo hacemos a la orilla de la carretera.

Encaminamos nuestros pasos desde la Vía Pollentía hacia el mercado; 

realizada la compra, continuamos a la Plaza Mayor; 

rodeamos la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, 

fue fundada en 1236, cuatro años después fue entregada a los Caballeros Templarios, a quienes el rey Jaime I de Aragón concedió un amplio territorio al norte de Mallorca, en reconocimiento a la ayuda que le prestaron durante la conquista de Mallorca en 1229. 

La historia de Pollensa está muy ligada a la legendaria orden de los Caballeros Templados, una de las más famosas órdenes militares cristianas de la Edad Media, a pesar de que los cimientos de la ciudad fueron establecidos por los árabes, quienes construyeron los sistemas de riego, permitiendo un auge de la agricultura.

Pasamos por la Plaza Almoina, 

seguimos por la Calle de Monte Sión, rodeando la iglesia. Después de los Templarios llegaron los jesuítas, quienes construyeron la Iglesia de Pollensa llamada Monti Sion en 1697, no sin un anterior período bastante turbulento que comprende los siglos XV y XVI. 

Los ataques de piratas eran bastante comunes en esta parte de Mallorca, siendo la invasión más famosa la de los moros en 1550.

Callejeamos sin alicientes a reseñar 

hasta el El Pont Romà sobre el Torrent de Sant Jordi, fue construido por los romanos para abastecer la ciudad de agua.

Cruzamos la Calle de L´Horta y subimos por la izquierda las empinadas escaleras de la Calle de San Juan; 

seguimos en ascenso por la Calle de las Cruces

 al Mirador del Calvario

 y la iglesia del siglo XVIII; 

La historia dice que la estatua del siglo XIV, encontrada dentro de un Cristo Crucificado, fue descubierto por unos pescadores en Cala Sant Vicenç. 

Iniciamos el largo descenso de los 365 escalones, 

callejeando

 hacia los Jardines de Joan March

 y el aparcamiento.

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