Betanzos-Mirador de la Espenuca-Centro Interpretación de Coirós (Chelo)-Campo Dos Carneiros

 

Salgo pedaleando desde el Área de Autocaranas de Betanzos, junto a la Estación de tren Betanzos-Cidade, 

entre el Parque Pablo Iglesias y el Río Mendo; 

cruzando sus dos primeros puentes 

y rodeando Eroski, derivo a la izquierda 

para cruzar el Ponte de As Cascas; paso bajo la N-VI 

hacia el Ponte medieval de Roibeira, 

documentado en la Edad Media y ubicado en el antiguo camino que comunicaba con Curtis, 

une las parroquias de Brabío y de Santa Cruz de Mondoi y mide 70 m.

Continuo por estrecho sendero a la izquierda siguiendo el curso del Mendo, 

dejo atrás Fonte de Picachá, 

bordeando la aldea de Ballalobre; pisteo paralelo a la N-VI, 

veo dos enormes castaños

 y comienzo a remontar por pista asfaltada rodeado de eucaliptos; 

en Os Chas cruzo entre viviendas aisladas un tramo aburrido y encima lloviendo; realizo un cambio de dirección para cruzar la N-VI hacia el campo de Futbol de Coirós y enlazar con la CP-2702; en el primer cruce, la dejo cambiando de dirección por la izquierda y rodeando Caresma; 

vuelvo a enlazar con la CP-2702 unos metros y en la bifurcación, tomo a la derecha por pista alargando el recorrido y quitando algo de asfalto, 

ya que entronco otra vez con la carretera al Mirador de la Espenuca; 

situado en un entorno forestal, a 290 msnm, 

retorno al cruce para visitar la iglesia románica de rudimentario aspecto, Santa Eulalia da Espenuca y su cementerio.

Desciendo unos metros por asfalto, giro a la izquierda por un sendero hacia el Río Mandeo, 

siguiendo la ruta balizada “Mandeo SM-11”; 

a pesar del chubasquero voy empapado por la lluvia y salpicado de barro y, de vez en cuando, la bici patina sobre la roca dándome un susto; me paso de punto y tengo que remontar unos metros, ya que no he visto el sendero matorralero a la derecha que desciende al río.

Exploro un trecho junto al río por sendero de pescadores,

 precioso pero imposible y menos con las calas; 

vuelvo algo contrariado, cruzo la pasarela metálica 

para intentar llegar a Chelo por el sendero que transcurre por el otro margen; pero tengo que dar la vuelta ya que hay incluso desplomes de tierra y raíces traicioneras, mojadas como están; no queda otra que seguir por el acondicionado sendero oficial, poco agreste y salvaje pero ciclable. Las orillas del río Mandeo a su paso por el lugar de Chelo, en Coirós, resultan ideales para la observación de numerosas aves típicas de los ambientes fluviales y forestales de esta comarca;

 alcanzo el embalse del Mandeo

 entrando por el Centro de Interpretación de Natureza de Coirós (Chelo), 

referente para el conocimiento natural y ambiental de la cuenca media del río Mandeo, ofrece una exposición permanente interactiva.

Subo los peldaños al puente cruzando de margen bajo la persistente llovizna, 

echo un vistazo a la cartelería rutera

 y pisteo raudo en descenso paralelo al río; 

el Ponte de Teixeiro me cambia de margen; hago una parada en Campo Dos Carneiros al abrigo de sus plataneras, 

bello paraje con amplia explanada en la que se celebra una popular romería.

A su salida,

enlazaré con las sucesivas pistas asfaltadas 

que conducen a la Plaza Hermanos García Naveira, con el Palco de la Música de Betanzos 

y finalmente a la salida.

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