Muiño da Vega-Torre de Doncos-Mirador de la Torre Doncos

 

Accedemos desde la A-6 por la N-VI, aparcando a la entrada de la pista que desciende al Río Navia (42°46'39.07"N 7° 5'57.75"W) en el Espacio Natural Protegido “Ancares-Courel”.

Comenzamos el paseo caminando cómodamente por un bosque de castaños con algunos nogales, fresnos, robles, endrinos, olmos, avellanos, sauces, pinos, arces, majuelos, higueras y manzanos aislados; 

disfrutando de buena temperatura y de un día luminoso, alcanzamos el precioso rincón donde se halla el Muiño da Vega, antiguo molino hidráulico que sigue funcionando aún.

Cruzamos el resbaladizo puente sobre el Río Navia

 y seguimos a la derecha en la bifurcación

 hasta un sequeiro (secadero de castañas), 

semienterrado, no posee ventanas y sí agujeros de ventilación; con un granero encima, donde se colocan las castañas para desecar. 

El desecado se realiza suministrando desde abajo moderadas cantidades de aire caliente y humo, durante un tiempo que puede variar de entre 10 y 30 días.

Giramos a la izquierda con vistas de la colina donde se ubica la Torre de Doncos, son los restos de la antigua fortaleza de Santo Agostiño, conocida también por fortaleza da Grupa, debido a su apasionante leyenda de misterio e historia: Cuentan que, en plena invasión musulmana, una pareja de peregrinos que se dirigía hacia Santiago de Compostela, fue atacada cerca de la Torre de Doncos, protectora de los caminantes que emprendían el viaje santo. Tras el ataque, uno de los asaltantes raptó a la joven y, al verse perseguido por los caballeros de la torre, la decapitó para que nadie pudiera disfrutar de su belleza. Como la grupa del caballo blanco se tiñó de rojo, dio nombre a la fortaleza como Torre da Grupa.

Subo el pequeño promontorio para explorar la torre desde todos sus ángulos; 

es cuadrada hecha de mampostería con 24 m de alto, 8 m de lado, 3 pisos de pizarra y un sótano horadado en la roca;

 

a su alrededor, se encuentran vestigios de un recinto cuadrado, con muros de 2 m de ancho y restos de un torreón cilíndrico. 

En su entrada de arco circular, se aprecian los resaltos, cuya función debió de ser para el izado de las cadenas que tiraban de la puerta de acceso a la torre.

 En su interior observo el cambio constructivo de la caliza y piedra de granito en los ventanales. 

La torre ocupa una posición estratégica en el paso de El Bierzo a Galicia; según Madoz sería de origen romano, aunque tiene aspecto medieval; por allí pasaba la calzada romana de Braga a Astorga. 

En el siglo XIV era de García Rodríguez de Valcarce; el XV del conde de Ayala y en el XVII propiedad de Fernando de Toledo ya se encontraba abandonada. Fue devastada en la invasión francesa.

Cruzamos una zona de avellanos, 

pasando junto a un castaño monumental

 y otro con 7 retoños a su alrededor, 

antes de entroncar con la pista principal; 

por su derecha volvemos a cruzar el Navia,

iniciando la subida 

hasta un antiguo tramo en desuso de la carretera N-VI; 

nos conduce al Mirador de la Torre Doncos, 

en parte volado sobre valle, 

produce, si miramos a su metálico y enrejado suelo, una sensación de vértigo; 

divisamos la torre desde otra perspectiva

 y terminamos el, ahora monótono recorrido, por el arcén hasta la autocaravana; 

afortunadamente pasan pocos coches, pero el rugoso asfalto amplifica el sonido de rodadura y molesta, máxime cuando hemos realizado todo el paseo acompañados con el sonido del agua y el trino de algún pajarico.

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