El Saladar de Lo Poyo

 


Accedemos desde la AP-7 a la Carretera RM-F54, para dejar el coche en el aparcamiento anexo a la urbanización Perla de Levante, cuenta con un hotel de cuatro estrellas, 150 habitaciones con capacidad para 400 personas en una superficie de 40.000 m², gestionado por la cadena británica Neilson.

Cruzamos desde el paseo marítimo por la derecha, 

hacia el Saladar de Lo Poyo, ubicado entre los Urrutias y Los Nietos, esta considerado como Espacio Natural Protegido, RAMSAR, LIC, ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves), ZEPIM (Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo) y APFS (Áreas de Protección para la Fauna Silvestre).

Atravesamos la Rambla de las Matildes, 

internándonos por un sendero, cuyos terrenos están constituidos en su mayor parte por margas arcillosas; las capas superiores presentan distintas clases de óxidos y las inferiores, arenas mas o menos compactas dependiendo de la profundidad.

El Saladar de Lo Poyo es un criptohumedal, constituido por unas antiguas salinas sobre una primitiva laguna interior, ahora abandonadas, donde prosperan los carrizales en las zonas desecadas (Phragmites australis); los arenales en la separación de las antiguas salinas con el mar, su vegetación dunar está constituida por zanahoria marítima (Echinophora spinosa), siempreviva amarilla (Helichrysum stoechas), hierba pincel (Coris monspeliensis), azucena de mar (Pancratium maritimum), cambrón (Lycium intricatum) y la esparraguera del Mar Menor (Asparagus macrorrhizus), especie endémica del entorno de la laguna en peligro crítico de extinción. 

Completan esta zona los saladares y su vegetación halófita capaz de tolerar la sal: sosa (Suaeda vera) sosa alacranera (Sarcocornia fruticosa), 

siempreviva morada (Limonium caesium), lechuga de mar (Limonium cossonianum) 

y taray (Tamarix boveana). A través de las cercanas minas de La Unión, por la Rambla del Beal y otras que desembocan en el Mar Menor, han llegado a este entorno cantidades de metales pesados como el plomo y zinc, muy tóxicos y contaminantes; en menor medida, pero igualmente perjudiciales, manganeso, cadmio, arsénico y cobre.

A la entrada al Barranco de Ponce en Los Nietos, 

giramos hacia la orilla del mar siguiendo la Colada del Mar Menor; gozamos de buena temperatura en el saladar,

a pesar de la escasa oscilación térmica media, con veranos cálidos y largos, acompañados de largas sequías; situaciones debidas al obstáculo natural que representa tanto la meseta como las cadenas montañosas, al protegen la región frente a las borrascas atlánticas, portadoras de lluvia.

Caminamos observando algunas pozas 

junto a pasos rambleros con agua, que sorteamos como mejor podemos; 

nos acosan hasta tres cigüeñuelas probablemente porque estamos carca de su áres de nidificación, 

pisamos por un sembrado de conchas de bivalvos que parecen gravilla; 

vamos avistando todo tipo de enseres que el mar trae consigo y algún desaprensivo; 

enlazamos con el track de la ida 

al aparcamiento.

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