PR-LE-47 Puerto de Linares (Pallide)

 

Accedemos al precioso Valle de Reyero, en el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, por carretera de montaña a Pallide desde la LE-331 que rodea el Embalse del Porma; aparcamos a su entrada frente al Cementerio.

Nos recibe la familia perruna con sus cinco cachorros, 

la madre mastín y el pretendiente border collie. 

Tras los saludos pertinentes comenzamos la caminata; vamos a realizar la ruta PR-LE-47 o del Puerto de Linares, partiendo por la Calle de Arriba a la zona Norte de Pallide (1150 msnm), localidad del municipio de Reyero en la provincia de León, 

su principal fuente de ingresos proviene del ganado vacuno, posee dos alojamientos rurales y un albergue municipal en las antiguas escuelas del pueblo, en su planta superior dispone de 3 habitaciones con 4 literas dobles y baño completo, que permiten alojar hasta 24 personas; su personaje mas ilustre, D. Mariano Andrés González-Luna, destacado empresario leonés, encargó el proyecto de la casa Botines en León al arquitecto Antonio Gaudí.

En la bifurcación, seguimos a la derecha por pista agrícola entre amplios prados de siega durante 1,38 Km; 

en Boca Remolina continuamos a la derecha (volveremos por la izquierda) enlazando con el Arroyo de Remolina. Cruzamos un portón, 

pasamos junto a la Fuente la Moneda 

y el puente sobre el Arroyo Remolina

Tras 70 m, y a la vista del establo con el ganado vacuno recogido (Majada Los Portales); 

dejamos la pista principal a la izquierda en fuerte ascenso, 

sin sendero definido, 

pasamos junto a una caseta 

antes de alcanzar el Mirador de Remolina 




y un ejemplo de las construcciones tradicionales ligadas a la ganadería trashumante: Una antigua choza de pastores de piedra con techo en forma de bóveda; 

servían de alojamiento de junio a septiembre a los pastores que subían desde Extremadura junto a sus rebaños de merinas, usando la Cañada Oriental Leonesa.

Existían diferentes tipos de chozos, desde el sencillo chozo de pie, una simple tienda cónica de cobertura vegetal, al chozo de horma, con planta circular de piedra unidas “a hueso” (sin mortero) con una cubierta de “llatas” (ramas de roble o haya) a las que ataban escobas y piornos.

Todos los años los pastores debían reparar el chozo castigado por los temporales invernales, para poder alojar los escasos enseres con los que pasar el verano en los pastos de montaña. Camastros con colchones de escobas y pellejos de oveja, las pertenencias del pastor, la comida, un cubo colgado del techo con cadenas para cocinar a cubierto cuando hacía mal tiempo y el “arrudo” una rama larga que permitía el acceso a la “cona” (parte superior de la cubierta) para reparaciones, colgar herramientas y alimentos.

Descendemos 

a la Majada Los Portales, 

vadeamos el arroyo rodeando por la izquierda el establo, ya en sendero herboso adornado de rocas; 

transcurre paralelo al arroyuelo; la falta de mantenimiento, con las balizas colocadas en lugares donde poca falta nos hacen, o sobrepasadas por la vegetación debido a su muy baja altura donde resulta imposible verlas y, para colmo, la vereda vacuna se encuentra en mejor estado que el sendero oficial, nos despista un momento.


Corregida la trayectoria, continuamos en ascenso 

pasando junto al cartel donde se anuncia la Cueva de los Rebecos; 

observamos un enorme buitre posado en una cresta, 

cuando comenzamos la entrada a la maravillosa garganta 

abierta entre las peñas calizas del Campanario o Desfiladero del Estrecho; 

a mediados del siglo XX, los vecinos de Pallide dinamitaron el paso para acceder a la zona alta del Puerto de Linares.

Entre avellanos, majuelos, tapaculeros, grandes piedras y chorreones de agua, nos vamos abriendo paso con la ayuda de los bastones, sin necesidad de realizar ninguna trepada; 

vadeamos dos veces el arroyo entre medias de un enorme acebo; 

accediendo a la Praderona.

Nos dirigimos al cartel indicador de Llois y Pallide; 

habida cuenta que ya no existe ningún paso, la vegetación lo ha engullido, 

me dejo de track oficial y nos aventuramos atajando, siguiendo con buen criterio una vereda vacuna, mas despejada, se eleva hacia la florida Campa de las Mariposas; 

desde donde vemos un ciervo corretear hacia el Puerto de Linares.

Hacemos una parada, recuperando pulsaciones y disfrutando de la soledad y verdor del entorno, 

antes de enlazar con el supuesto sendero oficial; 

cruzamos un encharcamiento y nos abrimos a una grandiosa balconada sobre el valle.

Comenzamos descender por la zona de El Trigal (ladera aterrazada que antaño proporcionaba buenas cosechas de trigo), 

para adentrándonos en un bonito bosque de rebollos (robledal).

Tras el mantente y amparados por la sombra, continuamos periplo rutero observando numerosas mariposas zygaenidae 

y preciosos lirios martagones, 

el bosque que nos cobija y ampara parece de cuento, 

pero se acaba y el sol comienza a calentar mas de la cuenta, atravesamos el pequeño barrizal que forma la Fuente la Cazuela.

El paso del PR-LE-47 tomado por la vegetación y el agua corriente, se convierte en un problema, avanzamos muy lentos y pisando sin ver el suelo, 

lo que me provoca una leve torcedura que podría haber sido peor; los responsables del mantenimiento de esta ruta, deberían tomar en consideración variar el recorrido si no se invade propiedad privada, cambiando de dirección mucho antes de llegar a estos extremos 

y enlazar con la pista de la ida, ya que he visto al menos dos senderos que, por la izquierda desciende hacia ella y lamento, después de lo que hemos ido encontrando no haberlo hecho. Cruzamos un paso alambrado 

y llegamos a otra disyuntiva, la vereda vacuna en mejor estado y el sendero oficial perdido; 

damos un pequeño rodeo y lo volvemos a retomar; después otro sendero deriva a la izquierda, creyendo que va a la pista lo seguimos unos metros, porque delante tenemos el hilo electrificado; otra vez a corregir trayectoria y buscar el paso a nuestra derecha; seguimos supuestamente por el PR, pero no hay camino alguno; caminamos campo través hacia una chopera, 

entroncamos finalmente con el track de la ida hacia el pueblo; pasamos por otras calles diferentes de la ida con dos abrevaderos 

y acabamos 

felizmente con el mismo recibimiento de la ida por parte de los cachorros.

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