Lago de Isoba-Cascadas Loma de Entrevados-Pozo de la Leña
Accesos por la AS-112 desde el Puerto de San Isidro e Isoba, o por la LE-331 desde Puebla de Lillo como en nuestro caso; aparcamos en la explanada de tierra sobre la superficie del Lago de Isoba. Situado a 1120 msnm, de origen glacial, con unos 400 m de perímetro y hasta 5 m de profundidad.
Comenzamos a rodearlo por la derecha bajo la Peña de los Niales, Sierra de las Porracas en el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre;
pasamos junto a un refugio de montaña,
una zona donde pasta el ganado protegido por un mastín;
descendemos hacia el cobertizo donde se refugian.
Acabamos el descenso por el Valle de Langreo, cruzamos el puente de madera sobre el Río de Isoba,
junto a su primera cascada;
seguimos a la derecha pisteando por el PR-LE 27 hacia Cofiñal;
en ligero descenso durante 400 m,
tenemos que auparnos al muro de piedra seca para evitar embarrarnos,
una rana europea común (Pelophylax ridibundus) nos sorprende con sus saltitos.
Atravesamos por la cabaña ganadera
para entrar en sendero arbustivo; nos desviamos ligeramente para echar un vistazo a otra cascada
y retomamos el PR-LE 27 con tramos embarrados;
rodeamos un portón
junto a otra cascada que exploraremos a la vuelta y nos internamos por un desfiladero entre la Loma de Entrevados y la Peña del Coto,
Volvemos a descender al Río Isoba, entramos por un robledal disfrutamos de abundantes sombras, del sonido de sus tumultuosas aguas y los saltos que las acompañan;
mas adelante, ya en descenso, pasamos bajo un bosquete de hayas y,
llegando al cruce con el Pozo de la Leña, de un serval
junto a un acebo.
Giramos a la izquierda
en ligero descenso
cruzando bajo el abedular,
para echar un vistazo al Pozo de la Leña
y su cascada, donde tomamos el mantente.
Damos la vuelta ahora casi todo en ascenso y con calor;
hacemos un alto en la cascada pendiente
cuando vemos un limaco que viene de darse un baño;
las mariposas resultan abundantes en este grandioso entorno.
Cruzamos de nuevo el puente junto a la cascada,
enfrentando el ultimo tramo de ascenso; las vacas recogiéndose a echar la siesta,
el mastín nos hace compañía unos metros
y le ladra a las ovejas que invaden el lago,
bebiendo agua antes de entrar en el redil con al menos cuatro perros pastores guiándolas.
Vemos el chozo de pastores
y pasamos junto al refugio sobre el Lago Isoba, al aparcamiento. Sobre el lago se barruntan dos leyendas; esta es una de ellas:
Unos fieles caminantes a Santiago llegan a Isoba; buscan posada para la noche pero nadie los atiende, solo el cura y la que todos conocían por «la pecadora»; esta, para cenar les da la única vaca que tiene y cuando se van, sus huesos, esparcidos por el corral, se convierten en vacas, siendo así premiada. Los vecinos se meten con ella, le roban las vacas; enterados los peregrinos, uno de ellos mirando al pueblo dice ¡Húndase Isoba, menos la casa del cura y la de la pecadora!. Las aguas inundan el pequeño valle donde estaba el pueblo surgiendo así el lago.
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