Ilustres Chatarras, escondidos rincones encantadores y mucho más “Mindangueando por El Valle”
Como mi primer objetivo es ver amanecer desde el Santuario de la Fuensanta, toca madrugar y plantarme en el mirador de la Casa del Cabildo, a tiempo de inmortalizar este fugaz y maravilloso momento.
Ahora toca aparcar pasado el cruce de los Teatinos, junto a la vieja barrera de control;
comienzo a caminar pasada la misma por el Camino del Apostol, dejo el asfalto
e inicio la sinuosa subida por la pista durante 840 m;
tras una recta en plena curva,
una traza senderil se abre paso ramblizo arriba,
hasta la ilustre chatarra del Coche Azul;
un Austin Morris;
antes trataba de evitar la visión deprimente de este vehículo en medio de un paraje natural, pero ahora hay interés por conocer su ubicación.
Remonto el tramo que corta el “Sendero del Zig-Zag” o de las Caídas hacia la Cueva Ermitaña de la Cruz, para coronar el cercano Cabezo de la Luz (342 m) con vistas sobre la Vega Media del Segura;
inicio descenso monte través,
derivando hacia la izquierda para cruzar por el inclinado Pentágono, supuesto aprisco,
a falta de una teoría mejor, ya que no me cuadra que sea tan grande y tenga en sus muros pequeñas aberturas a modo de miradores,
según he observado en los modelos defensivos como el de la Ciudadela de Jaca.
Me voy guiando por el lecho ramblero,
eludo por la izquierda un cortado
y vuelvo a descender a la rambla;
veo al otro lado un refugio de la trepadora zarzaparrilla (Smilax Aspera), de sus raíces se obtenía una bebida refrescante, hasta la aparición de la Coca-cola;
me dirijo a investigar este rincón tan bonito;
sigo rambleando entre moles rocosas y matorral exuberante (palmitos, espinos, baladres, esparragueras …) con mucha precaución por lo abrupto del terreno
hasta enlazar con el degradado Sendero del Pinar de La Luz (Variante Umbrías de Santo Ángel PR-MU 22.1).
Remonto un tramo
atento a cambiar de sendero por la derecha para cruzar por el curioso semicírculo de monolitos,
corto la carretera al Sequén
y desciendo por el Sendero del Espino;
me aparto momentáneamente del sendero para inspeccionar una charca artificial;
cercano a la Rambla del Valle,
sigo a la izquierda en la bifurcación;
corto la Pista del Relojero, me salgo del camino al ver una gran Amanita Ovoide;
entro por la Senda del Ismael
para fotografiar otra ilustre chatarra que yace en las yeseras y,
si no lo lanzaron de un helicóptero, cómo ha llegado aquí;
otros ilustres de la Región son el Seat 1500 de la Murta
y el del Collado de los Siete Cucones en la Azohía.
Vuelvo a la Pista del Relojero, junto a la Rambla del Valle,
se encuentra una piedra de molino a medio extraer;
sigo en ligero ascenso en el cruce por la Senda de las Columnas
hasta el primer collado;
desciendo por el sendero de en medio para ver los surcos provocados antaño por los carros que erosionaron el suelo de roca;
dejo el sendero para descender por el ramblizo;
salgo junto al puente de madera instalado no hace mucho, mientras oigo el griterío de los niños que han invadido el Valle.
Hago mi recorrido por las Charcas de los Anuros,
capto a una ardilla escurridiza que se traslada por el suelo y no por los árboles, seguramente huyendo de los críos que están recorriendo la zona;
recupero la pista
pasando frente a una covacha,
salgo entre el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre y el Albergue
que voy rodeando;
cruzo la carretera del Area Recreativa Balsa Redonda del Valle, rodeando el Arboretum
por el Sendero “A Cada Paso Una Historia” y sus antiguos Hornos de Yeso.
Tomo una desviación en ligero descenso a la pista no sin antes echar un vistazo a una covachuela;
dejo la pista en una curva
para ver otra covachuela,
me sorprende a lo lejos la silueta de una pitón deslizandose por una roca, “me juega la vista una broma macabra”.
Asciendo al Sendero del Apostol para dejarme caer por un barranquete atajando hacia la Ermita de San Antonio el Pobre
tomada por un numeroso grupo de “locos bajitos” que gritan como posesos a la vista de la cascada;
trepo por las escaleras
y huyo por un tramo rocoso que aparece a mi derecha marcado con una X; me saca a la carretera, veo entonces descendiendo del Castillo de la Luz un nutrido grupo
que se unirá a los del Sendero Cultural del Valle que dejé abajo.
Tengo que continuar entonces por carretera y no por el recorrido del Sendero Cultural, como el sendero va orillado a la carretera, me habla el simpático monitor y me tratan de “amigo” los niños mas cercanos, que graciosos, de no haber sido maestro durante 37 años habría bajado la guardia y los seguiría, pero aprieto el paso y adelanto al Centro de Interpretación,
donde tomo el Sendero Umbrías de Santo Angel;
entre olivos y algarrobos paso delante de la balsa del Eremitorio de la Luz;
en una curva del sendero,
lo dejo para descender a la carretera y aparcamiento.
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