Los Ojos del Dragón
que nos comunica con el Sendero de las Milcurvas/Senda de Fuente Alta en el Parque Natural de Sierra Espuña
Tras una subida con tornantes por tramo de mampostería en seco, construido antaño mediante la colocación manual de la piedra, sin ningún tipo de mortero que la cohesione, con la necesaria experiencia y destreza, para arrancar el muro, seleccionar cada piedra, acoplar sus caras, trabarlas o colocar los ripios.
Iniciamos a la izquierda un fuerte ascenso por el Caño de las “Milcurvas”;
el sendero, que aprovecha el paso de servidumbre del caño, se instala a media ladera bajo tupido pinar;
vemos el surtidor que provoca el agua de la tubería mordido por los jabalíes y también a dos de sus sospechosos responsables;
volvemos a subir pronunciadamente hasta el enlace con el sendero pateado que ataja la pista del Abuznel (“Albuznel” en la cartelería del parque que no en mapas).
Alcanzamos el collado (687 m) con un comedero
donde cambiamos de dirección; en la ultima curva, antes de entroncar con la pista, tenemos que descender monte través salvando un pequeño ramblizo, para encaramarnos en las pétreas cornisas sobre los Ojos del Dragón,
al que accedemos descendiendo por suelo de roca y matorral, con cierta precaución debido a su excesiva inclinación, pero en seco no da problemas.
Entramos en la cavidad separada por una huesuda columna,
erosionada con cartilaginosas
y laberínticas formas
en su conglomerado rocoso;
tras gozar de las vistas
volvemos a subir al borde de los cortados,
siguiendo otra vez monte través en busca de la pista del Abuznel.
Mientras descendemos, tratamos de localizar desde la pista los Ojos del Dragón; con mas parecido al casco de un guerrero espartano desde este otro punto de vista;
se nos revelan igualmente otras covachas y cavidades que no pudimos apreciar desde arriba y nos llaman la atención para futuras exploraciones.
Pasamos junto a las ruinas de la vivienda de Abuznel, nos habla de un modo de vida marcado por la austeridad, economía de subsistencia y autoconsumo. Posiblemente fue una de las muchas casas de pastores, jornaleros o labradores que no necesitaban más que una planta y si disponían, como este caso, de una pequeña porción de tierra, precisaban de una parte alta (sala) donde almacenar y ventilar el grano, guardar la chacina de la matanza (por San Andrés) y otros productos que se recolectan o elaboran. Con la creación del parque natural, se pusieron muchas restricciones para los usos agrícolas y ganaderos del suelo; la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por una vuelta a las ciudades y el abandono de los campos.
Una manada de Arruis o Muflón del Atlas cruza la pista, apenas me da tiempo a grabarlas con el zoom del móvil; introducido en 1970 en Sierra Espuña con fines cinegéticos, su hábitat original es el Norte de África;
en ausencia competidores su número fue en aumento, hasta que una epidemia de sarna redujo su población en un 90% entre los años 1992 y 1994;
durante años se ha vendido como un atractivo turístico de la Región Murciana.
En el descenso paramos junto a una charca artificial para anfibios
y bebedero de animales; le entra un buen caño de agua que se desparrama Barranco del Amarguillo abajo;
atajamos por un sinuoso sendero
y luego por otro al soterrado Canal del Taibilla, saliendo justo a la verja de entrada; seguimos por el canal del trasvase hasta el coche fin de trayecto.
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