Resuelto el misterio del enorme Pentágono escondido en El Valle
desde la entrada al aparcamiento del Santuario de la Fuensanta,
patrona de Murcia; su santuario es de estilo barroco, se encuentra al cuidado de las monjas benedictinas y está rodeado de diferentes construcciones religiosas, como la casa del Cabildo
y su mirador, al que nos dirigimos para disfrutar de las vistas sobre Murcia.
Rodeando el Santuario,
junto a la vaguada, encima de una ampliación encementada y elevada sobre el aparcamiento, tomamos un escondido sendero por la derecha; progresamos intentando no perder altura, internándonos en una zona muy bonita de exuberante vegetación;
ascendemos a la entrada del Seminario de Verano o Centro de Espiritualidad por su fachada, abandonado y expoliado a pesar de su privilegiada posición y las posibilidades que ofrece.
Desde la pista de entrada, por la derecha, subimos unos peldaños
a lo alto de un cerrillo con depósito abandonado de aguas y colmado de basura;
descendemos por traza senderil difuminada al Camino del Apóstol, seguimos a la derecha por el sendero de piedras al Barranco del Sordo; al atravesarlo, cruzamos la Carretera del valle y una antigua barrera de control a la izquierda. Dejamos el Sendero del Apostol e iniciamos el bonito sendero Umbrías de Santo Ángel PR-MU 22;
entre olivos y algarrobos vislumbramos el Eremitorio de la Luz, El Seminario y el Santuario de la Fuensanta;
tomando un poco de altura, nos dirigimos a la Cueva Ermitaña de la Cruz;
interesante el mundo espiritual de ermitas, conventos y santuarios que fueron surgiendo en torno a un paraje de cuevas para morada de peregrinos convertidos en ermitaños, en su búsqueda de aislamiento y meditación allá por el S. XV.;
más tarde fundarían diversas Congregaciones y Órdenes religiosas en la zona, entre ellas la de Los Hermanos de la Luz, cofradía integrada por un grupo de anacoretas que subsistían de los productos de sus tierras y de la limosna.
Descendemos unos metros recuperando el sendero oficial que transcurre a media ladera, Antes de perder altura, dejamos el sendero oficial por otro en desuso (con la típica X), poco pateado debido a la subida, apoyando manos,
que tiene hacia su final, coronando una atalaya sobre el cercano Castillo de la Luz;
comenzamos un fuerte ascenso por traza senderil;
a medida que avanza,
zigzaguea salvando formaciones rocosas; se pierde en un saliente rocoso con una covachuela, donde han colocado una reluciente cabecita a modo de tesoro, ideal para encontrar a través del Geocaching, un juego que nos invita a encontrar "tesoros" con ayuda del GPS, a cambio de dejar otro a una persona desconocida usando la App de Android.
Por la derecha, eludimos el obstáculo rocoso, elevándonos en principio por un ramblizo con troncos repartidos en su fondo; como el misterioso Pentágono desconocido se encuentra hacia la derecha según mis coordenadas, seguimos monte través arriba derivando hacia nuestro objetivo; por fin vemos de que se trata;
un inclinado muro de piedra argamasa deteriorado en varias partes de su gran perímetro (25 m de lado) y con abundante vegetación en su interior pero sin arbolado;
si fuese mas pequeño y estuviésemos en el Norte, seria un buen lugar para haber colocado colmenas a salvo de osos; pero estamos en el Sur, aquí la explicación mas razonable es la del aprisco para guardar cantidad de ganado, a pesar de que no hay signos o restos que lo atestigüen.
Desde la única puerta estrecha, original y derruida en uno de sus laterales, parte una traza en subida, aunque se pierde al poco en suelo de roca; seguiremos orientados
para culminar el ascenso monte través
al Cabezo de la Luz (342 m); otro buen mirador sobre el Valle del Guadalentín;
descendemos brevemente observando la pista que,
desde el cruce por la derecha, nos sitúa en la Pista del Relojero; la seguimos unos metros en ascenso, atajando por la derecha; volvemos a cortarla mas adelante y seguimos por sendero erosionado, recuperarnos nuevamente la Pista del Relojero muy cerca del Collado del Cerrillar.
En el cruce pistero, descendemos a la izquierda eludiendo la zona vallada de la mina romana, por nombre escondida; torcemos a la izquierda tras un arbusto, por el trazado original de la Senda de la Mina del Cerrillar.
Tras largo y sinuoso descenso, cruzamos el Barranco del Sordo junto a una de las muchas cuevas de ermitaños dispersas por el entorno;
cortamos la carretera (acaba poco mas arriba en una finca de Los Teatinos), siguiendo un sendero
con tramo de pendiente pronunciada;
acaba en la Carretera del Valle junto a otra cueva ermitaña;
continuamos a la derecha por asfalto,
para dejarlo a la entrada del Seminario; ya que avanzando unos metros, podemos seguir por sendero
a la Cruz Blanca del Corazón, muestra de fervor popular;
solo nos resta cruzar el aparcamiento al vehículo.
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