Las Machorras-Área Recreativa de Salcedillo-Senda de la Frente

 

Accedemos desde Espinosa de los Monteros por la BU-570 a las Machorras, aparcamos en su plaza enfrente del Bar.

Las Machorras, cuyo nombre procede de dos grandes rocas sin vegetación, es un pueblo tradicional de pasiegos, cuya patrona es la Virgen de las Nieves, se halla rodeado de puertos de montaña (Lunada, Sía, Tornos y Escudo) y atravesado por río Trueba.

Vamos a realizar una variante que acorta la Ruta Senda de la Frente; partimos carretera arriba sin tráfico hacia las Estacas de Trueba, 

cruzando el puente sobre Rioseco (hace honor a su nombre por cierto); 

con bella panorámica sobre los prados de siega bajo las estribaciones de Valdescaño y, 

tras 2 km, giramos a la derecha en el cruce por la BU-572 hacia San Roque de Riomiera; 

echamos un vistazo a un sólido prototipo de cabaña pasiega. Las cabañas pasiegas o brañizas, conforman un paisaje de cuento rodeadas por prados cerrados con muros de piedra.

Unos metros mas adelante, aparece la coqueta Casa Rural Salcedillo 

y el puente sobre el Río Trueba 

 y el Área Recreativa de Salcedillo, donde nos reciben dos burritos 

y un camino de ensueño entre avellanos, 

con el suelo plagado de azafrán silvestre 

y escoltados por filas de quejigos.

Cruzamos por un puente de lascas sobre un arroyuelo 

y entroncamos con la pista Ruta Senda de la Frente en el Cuadral, observamos dos hongos yesqueros; 

iniciamos una pequeña subida encementada entre brañizas. 

Habitualmente, cada familia pasiega disponía de dos o tres cabañas, pasaban el invierno con su ganado en la cabaña con menor altitud. En primavera se trasladaban a la casa de mayor altitud, donde el ganado podía pastar libre por el prado, mientras segaban sus prados almacenando hierba.

El camino cambia de dirección estabilizándose bajo un bosquete de fresnos, 

a su salida observamos pastar ovejas merinas de una lana muy fina y suave; 

pasamos junto a un afloramiento con un hilillo de agua que invade el sendero, 

transcurre junto a los muretes de piedra que sirven de lindes entre fincas 

como a la que llegamos de ganado vacuno. 

En estas cabañas, son característicos los tejados de lastra a dos aguas, las solanas abiertas al valle, las escaleras de piedra o los estantes de piedra utilizados para la obtención de la mantequilla (actividad en la que se especializaron los pasiegos), queso y sobaos. 

La adaptación a las duras condiciones itinerantes de vida que los pasiegos experimentaron, les condujo a ser uno de los pueblos que suscitaban tanto curiosidad y extrañeza como recelo (al igual que otras gentes como vaqueiros de alzada, maragatos o agotes).

Iniciamos el tramo empedrado 

dejando abajo el curso del Trueba, el paraje cuenta con variedad de flora: Majuelos, zarzamoras, 

perales silvestres, 

hayas, 

enebro, 

encinas 

e incluso una amanita ovoide; 

por no faltar aparece en medio del paso una especie de serpiente venenosa que pertenece a la familia de las víboras (Viperidae), 

no es considerada muy peligrosa ni agresiva como pudimos comprobar (generalmente sólo muerde cuando es asustada, molestada o acorralada). 

Las mordeduras pueden ser muy dolorosas, pero rara vez son letales.

Iniciamos un ascenso por suelo escarpado 

enlazando con la pista que da servicio a las cabañas de la zona y de acceso a los Pilangreros (zona de baño); 

cruzamos el puente 

y salimos al aparcamiento.

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