Gredas de Bolnuevo-Puntabela-Rambla de Picacho-Paseos marítimos Playas de Bolnuevo y Castellar-Cuesta del Faro al Cristo
Continuo ahora pedaleando entre los viveros en la Totanera
por el Norte de la Urbanización Playa Grande;
enlazo con la carretera a Bolnuevo para ver la Ciudad Encantada de las Gredas de Bolnuevo, examinando sus espectaculares formaciones geomorfológicas, destacan dentro de un paisaje semiárido;
la acción del viento y del agua ha modelado las caprichosas formas de las Gredas constituidas por areniscas (fácilmente disgregables) y conglomerados con distinto grado de compacidad, prevaleciendo los de mayor resistencia (conglomerados) a los procesos de abrasión, creadores de la erosión alveolar que las hace especialmente atractivas.
Remonto hacia la Urbanización Puntabela; con la Playa del Rincón abajo,
giro a la derecha por la pista asfaltada, me eleva con grandes vistas del Golfo de Mazarrón;
en la bifurcación, continuo a la derecha faldeando la Sierra de las Moreras; rodeando Piedra Mala (111 m),
desciendo por la pista de la Rambla de Picacho,
para enlazar de vuelta con la pista de las Calas de Bolnuevo.
Desciendo a la Playa Cueva de Lobos,
con vistas de la Isla Cueva de Lobos (hasta hace pocos años eran visibles las últimas focas monjes del Mediterráneo);
retomando la pista de nuevo
cruzando el “cañón rojo”,
paso la valla de acceso y asciendo a la rotonda de Puntabela, entroncando con el track de la ida. Continuo por el paseo marítimo de la Playa de Bolnuevo,
rodeando la desembocadura de la Rambla de las Moreras y su embalsamiento;
prosigo por el Paseo Marítimo del Castellar
incorporándome a la carretera,
donde se halla la Ermita Nuestra Señora de la Asunción de Bahía, en pie contra todo pronostico, debido a la pasada construcción del paseo y la actual Ley de Costas,
al igual que una fila de casas de pescadores
enfrente del Pecio/Barco Fenicio y La Isla.
Cambio el rumbo para subir por la Cuesta del Faro
al Cristo;
el monumento al Sagrado Corazón de Jesús,
una escultura en lo alto del Cabezo del faro en el Monte de Santa Catalina,
me recibe con el corazón saliendose del pecho y los brazos abiertos; destruida durante la Guerra Civil, se reconstruyo posteriormente (18 de junio de 1948),
las vistas sobre el Puerto de Mazarrón bien merecen el esfuerzo.
Continuo hacia los restos de un antiguo bastión defensivo
y aprovecho para iniciar una salvaje trialera, al recinto ferial de la Playa de la Isla de vuelta al aparcamiento, cumplimentando las dos horas que tenia de margen.
Comentarios
Publicar un comentario