Santa Cruz de Tenerife
Comenzamos rodeando la Casa de la Pólvora,
nave de planta rectangular de 10 x 30 m, cubierta con una bóveda de medio cañón, construida entre 1756 y 1758 en el antiguo camino de la Regla, con el objetivo de servir de almacén para los efectivos de artillería y destacamentos militares de la zona.
Después de haber tenido uso militar durante siglo y medio, se abandonó en el siglo XIX.
Sorteando escalerillas nos aproximamos al Castillo de San Juan Bautista, también llamado Castillo Negro,
por el tono oscuro de la piedra volcánica con el que fue construido, o porque corresponde al nombre de la ensenada en que fue levantado (Caleta de Negros);
fue la segunda edificación militar costera más importante en la defensa de Santa Cruz de Tenerife. Su construcción data del año 1644 y es el castillo mejor conservado de la isla.
Rodeamos el Auditorio de Tenerife Adán Martín,
obra del arquitecto Santiago Calatrava, su construcción comenzó en 1997 y finalizó en 2003,
siendo inaugurado por el entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón;
se encuadra en la arquitectura tardomoderna de finales del siglo XX. Sede de la Orquesta Sinfónica de Tenerife.
La imagen del auditorio fue incluida en una serie de sellos y monedas conmemorativas de 5 euros.
En la escollera vemos pintadas algunas rocas con la imagen de gente mas o menos famosa del mundo del espectáculo.
Tomamos el paseo peatonal junto al carril bici bordeando las ruinas de la batería de Regla o de San Francisco,
construida en 1656 con la finalidad de proteger la Caleta de Negros, estaba cercana a la ermita de la Virgen homónima.
Flanqueada por su homologa de San Telmo y el castillo de San Juan.
Al ser reedificada (1742) se le cambió el nombre por el de San Francisco. Estaba artillada con cinco piezas y su guarnición la componía un Sargento, un Cabo y cinco Soldados.
Por el primer paso de cebra cruzamos la TF-4 hacia el edificio de las Navieras para girar hacia los juzgados y el Instituto Canario tomando la Calle de Jose Manuel Guimerá
donde comprar todo tipo de enseres en sus puestos callejeros.
Hacia su final, giramos a la izquierda para recorrer el Mercado de Nuestra Señora de África, popularmente conocido como La Recova,
alberga el mercado municipal; su estilo arquitectónico es neocolonial, fue inaugurado a principios de 1944, cuenta con tres patios de grandes proporciones, el central se asemeja a una plaza de estilo español clásico,
y dos laterales, (patio poniente y patio naciente) además de una planta baja. El arco, el patio central y la torre de estilo mudéjar constituyen el concepto de fortaleza en boga por aquel entonces.
Hacemos una paradita a su salida, junto a una magnífica escultura del 2012, representa el esfuerzo de dos pescadores que arrastran su barca, como homenaje a los primeros chicharreros;
el conjunto escultórico tiene unas dimensiones de 3x6,40 m, realizado en kevlar y fibra de vidrio con acabado en bronce y un peso de dos toneladas.
El gentilicio chicharrero tiene su origen en un término despectivo empleado por los habitantes de la cercana ciudad de La Laguna (hasta el siglo XIX capital de Tenerife y de Canarias) para los habitantes del entonces pobre y pequeño puerto de pescadores de Santa Cruz.
Los habitantes de Santa Cruz, debido a su humilde situación, debían comer chicharros un pescado pequeño y barato de relativa baja calidad. Bajo el reinado de Fernando VII (siglo XIX), se traslada la capital de la isla a Santa Cruz, y sus ciudadanos tomaron el insulto a honra, asumiendo como propio el gentilicio.
Rodeando la Plaza de Santa Cruz de la Sierra cruzamos por la derecha el TEA (Tenerife Espacio de las Artes)
llegando al Museo de Naturaleza y Arqueología: El edificio corresponde a un antiguo hospital de las monjas dominicas, y entre sus exposiciones podremos aprender más acerca de la formación de las islas, sobre los aborígenes y sobre la cultura guanche. Merece una mención especial la colección de momias guanches, en unas condiciones de conservación excepcionales al haberse guardado durante siglos a elevadas alturas. Los aborígenes canarios eran originarios del norte de África, de donde trajeron muchas de sus tradiciones; una de ellas era la de momificar a los muertos, aunque en este caso y a diferencia de las momias egipcias, no se extraían las vísceras. Tampoco faltan salas dedicadas a la increíble riqueza natural de las Islas Canarias.
Cruzamos el puente sobre el Barranco de Santos
a la Iglesia de la Concepción, se la conoce popularmente como la «catedral de Tenerife»
fue el primer templo católico de la isla; construido a finales del siglo XV, ha sufrido varios incendios a lo largo de su historia;
la última restauración fue a finales del siglo XVIII; su arquitectura es una mezcla de estilo barroco y Toscano, con piedra volcánica.
Desde la Plaza de la Iglesia, cogemos por Santo Domingo al Teatro Guimerá; con permiso del Auditorio, este es el teatro más emblemático de Santa Cruz de Tenerife; se construyó en el año 1851 en el lugar donde antiguamente se levantaba el Convento de Santo Domingo, por lo que se trata del teatro más antiguo del archipiélago; cuenta con un estilo clasicista románico
y delante de él se halla una escultura “Per Adriano”, una cabeza de dos caras gigante. Unos años antes de que se empezara su construcción, este lugar fue testigo de uno de los hechos más recordados de la historia de la ciudad: En el año 1797 las tropas del Almirante Nelson se refugiaron en el Convento de Santo Domingo, tras el fallido intento de la toma del puerto de Santa Cruz: entre sus paredes, se firmo el tratado de no agresión entre Inglaterra y las Canarias.
Tras reponer fuerzas en la cafetería de enfrente cruzamos la linea del tranvía y por la izquierda, desde la Plaza de Santo Domingo
giramos a la derecha hacia la Plaza del Príncipe de Asturias pero antes pasaremos por el Monumento al Chicharro y el drago de Canarias:
En los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife, uno de los momentos clave de esta celebración es el «entierro del chicharro«, que sustituye a la sardina en la ceremonia del fin de fiestas. La escultura fue donada por una asociación venezolana (otra muestra de las conexiones de Canarias con Latinoamérica),
aunque el que vemos hoy es una reproducción del original, que fue robado. En esta plaza también podemos ver otro de los símbolos de la isla, un magnífico drago de Canarias, árbol que ya en las 12 pruebas de Hércules se mencionaba.
Entrando en la plaza ajardinada vemos el templete central
en el que se celebraban hace años los famosos Carnavales de Santa Cruz,
salimos por el otro extremo
donde se encuentra el Museo de Bella Artes con 14 salas donde se exponen obras donadas por el Museo del Prado de Madrid; torcemos a la izquierda pasando frente a la sede del Círculo de Amistad XII de Enero,
uno de los edificios civiles más característicos del siglo XX de Santa Cruz por lo ejemplar de su traza y la suntuosidad de los espacios.
Salimos a la Calle San Francisco, pasando por su jardín
y parroquia
para bajar por la Calle Bethencourt
a la Plaza de España
y el Monumento a los Caídos en la Guerra Civil,
con más de 500 m², la convierte en la plaza más grande de las Islas Canarias.
Fue construida en 1929 sobre el Castillo de San Cristóbal.
Desde el edificio del Cabildo Insular
recuperamos el paseo peatonal
con vistas de la ermita de San Telmo
de vuelta al aparcamiento.
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