Castillo-Molino de San Antonio-Cabezo del Estaño-Laguna Salada de la Mata-Parque Alfonso XIII-Faro

 

Accedo por la CV-91 a Guardamar, aparco en la Av. Del Puerto junto a la rotonda de entrada.

Salgo pedaleando por la rotonda hacia la Gasolinera Marjal, para ascender al Castillo de Guardamar (El Castell); 

aunque los actuales restos son de origen árabe, hay vestigios que apuntan a un oppidum o castro en su interior, datado en la Edad del Hierro levantino, en torno al siglo IV a. C; 

de planta poligonal y dividido en dos secciones; 

la parte superior o castillo propiamente dicho, donde solo queda un antiguo cañón

 y la parte inferior rodeada por una muralla gótica, 

por la que desciendo con tramos escalonados.

Vuelvo hacia la gasolinera 260 m, girando ante la misma por la izquierda para explorar el conjunto hidráulico del Molino de San Antonio, 

molino de harina bajomedieval, con casa destinada a cuadras, despacho y habitación, dos graneros y corral descubiertos. 

La maquinaria se componía de cuatro ruedas para la molienda.

 En 1919, el Molino se convirtió en fábrica de electricidad y sufre una profunda remodelación; ha perdurado hasta nuestros días con su actual configuración de estilo neomudéjar. 

A partir de los años 50, el molino deja de tener actividad, entra en proceso de deterioro, ruina progresiva y saqueo de su maquinaria; el Ayuntamiento adquiere el inmueble en 1995 y se producen los primeros trabajos de rehabilitación.

Tras la visita del entorno, me dirijo al Puente de Hierro, inaugurado el 11 de agosto de 1929, magnífica obra de ingeniería industrial, construida en hierro forjado con cerchas de roblones, asentado sobre obra de sillería;

 pedaleo por el Parque de Ribera del Segura

 a la presa articulada sobre el río, desde el molino en la parte derecha hasta las compuertas del canal de Riegos de Levante en la izquierda, 

es un conjunto compuesto por canal y compuertas de elevación, con tracción eléctrica para la captación y canalización de las aguas sobrantes del Río Segura.

En el espacio de las Vegas del Segura y a partir de Época Califal, fueron las norias o “ñoras” los elementos que mayor desarrollo tuvieron, momento también en que se inicia la explotación intensiva de la huerta; 

los “Azudes” de toma construidos en el cauce, representan el inicio del sistema de riego tradicional de la comarca de la Vega Baja del Segura, desde donde parte una extensa y compleja red de acueductos constituida por acequias y azarbes, que distribuyen el agua para el regadío.

De vuelta a la rotonda, 

me salgo por la derecha paralelo al rio por pista de tierra; 

tras 1,37 km, cruzo la CV-91, tomando a la derecha durante 200 m; sigo a la izquierda torciendo de nuevo por la izquierda en la bifurcación con una casa en la Rinconada, voy atento a dejar la pista por traza pateada; 

asciende por la derecha al Cabezo Pequeño del Estaño, cuyo desarrollo histórico se encuentra fundamentado desde el siglo IX a. C., cuando se constatan los primeros indicios de la presencia fenicia en el estuario del río Segura; 

el lugar era apropiado para la navegación donde hoy se levanta el Castillo de Guardamar, a sus pies, se abría un entorno natural privilegiado, fértil y con aguas de poco calado que permitía a los fenicios fondear sus embarcaciones. 

Al oeste y al sur se levantaban diversas sierras, ricas en metales, con algunos poblados nativos, tan necesarios para las relaciones comerciales; mucho más cerca, varias lagunas donde obtener sal, indispensable para conservar los alimentos que portaban en sus largas travesías. 

Al sur del estuario, en un pequeño cerro, encontraron el lugar perfecto para levantar una de esas factorías primigenias: el Cabezo Pequeño del Estaño, lo fortificaron con muralla de casamatas y bastiones.

 Una cantera lo destruyó casi en su totalidad a finales del siglo XX.

Continuo pisteando hacia el Sur, entrando en el Monte del Estaño; 

cruzando bajo el acueducto de la estación elevadora de la Pipa,

 por sendero junto al Canal de los Riegos de Levante un tramo;

 cambio de dirección 

saliendo a la pista asfaltada que, por la izquierda y durante 460 m, me permite coger pista a la derecha que me eleva por divertidos y, a veces, empinados senderos, 

rodeando el vallado de la Estación Radionaval de Guardamar del Segura a su pista de entrada; 

la sigo alejándome 190 m, para continuar por sendero a la izquierda

 hasta el Depósito de Agua Potable del Moncayo.

Sigo en descenso la CV-895 durante 1,13 km; giro a la izquierda por pista asfaltada, dejo atrás un mercadillo al parecer abandonado, comenzando a rodear la Laguna Salada de la Mata,

 con tramos a veces incómodos por arenosos y matorraleros; paso por la entrada de un mirador de aves

 y cruzo el puente sobre el Canal de las Salinas. 

El Parque lo componen dos lagunas separadas entre sí por un anticlinal llamado “El Chaparral”. Un canal une ambas depresiones que, además, están comunicadas de forma artificial con el mar, por medio de otros dos canales conocidos como “Acequiones”, conformando así una unidad de explotación salinera.

Bordeando el jardín botánico

 a la Fuente 

y Área de la Pinada

 con vistas de la torre del Observatorio Cigüeñela, 

doy la vuelta; paso junto al Centro de Visitantes emplazado en la antigua casa forestal (Horario de 9: 00 h a 14: 00 h (de lunes a viernes) y de 8: 00 h a 13:30 h (sábados, domingos y festivos).

 La información gira entorno a la flora, fauna

 y características del parque.

Por carril bici

o pista 

pedaleo paralelo a la N-332

 hasta la entrada a Guardamar, 

realizo un tramo corto y muy despacio por el paseo marítimo

 para dirigirme al Parque Alfonso XIII; 

espacio forestal de 800 has, en su origen fue un conjunto de dunas de arena móviles, 

fijadas mediante la plantación de diversas especies vegetales como pinos, palmeras, cipreses y eucaliptos a partir de un proyecto puesto en marcha a finales del siglo XIX. 

Los más de 600.000 árboles que, a lo largo de cuatro décadas fueron plantados, crearon un entorno paisajístico atractivo, ecológico, turístico y cultural.

Me acerco por el espigón

 al Faro de Guardamar en la desembocadura del Segura;

 disfrutando del paisaje y brisa marina, 

retorno rodeando el puerto deportivo

 por la pasarela de madera del Saladar del Manco

 al aparcamiento.

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